Una noche de sábado, en un bar del puerto, Novoa oye comentar que no habÃa nada que hubiera merecido la pena desde el mamboÂ… Por esta razón, la persona que ha dicho aquello, Salomón Carriedo, ya siempre le caerá bien. Pero nunca podrá demostrárselo. Cuando, tres dÃas después, se encuentra de nuevo con él, Salomón Carriedo estará arrastrando por los pies un cadáverÂ…
Tampoco será el momento adecuado dos semanas después, porque Salomón tendrá entonces la espalda apoyada en un mamparo, los brazos le colgarán a lo largo del cuerpo, mientras todas sus sonrisas le borbotean por un agujero a la altura del corazón.