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Teniendo en cuenta que Barnes es mi debilidad, esta reseña carece totalmente de un punto de vista objetivo así que tómese como tal.Este libro está escrito en el mismo tono de todos los libros que llevo leídos de Barnes, esa melancolía continua en sus páginas, ese sentimiento de fracaso y al mismo tiempo de resignación y aceptación que al final te da la vida, pero también en el caso de este, desde ese sentimiento de aprendizaje y de a pesar de todo aquí estoy, he aprendido algo, y no me ha salido mal del todoEntiendo que el libro está dividido en tres parte diferenciadas por tres grandes capítulos. Narrado en primera, segunda y tercera persona ( me encantan ese tipo de narraciones), el autor en la voz de Casey Paul, nos cuenta desde un presente maduro, toda una vida a través de los recuerdos de los que , al igual que en otros libros, no se acaba de fiar del todo. No hay objetividad en los recuerdos. En el primer capítulo el protagonista, es un adolescente y como tal se limita a vivir los hechos desde la ingeniudad y la irresponsabilidad, desde las emociones viscerales que se generan en esa relación con esa mujer, en teoria madura, que nada tiene que ver con la imágen de los adultos que el tiene formada en su mente. Cree en el amor y en el poder de este para superar cualquier obstáculo, defiende un amor absolutista y nos narra los hechos desde ese punto de vista positivo en que la vida es simplemente un juego gracioso. En el segundo capítulo la memoria de Paul se centra en los hechos más caóticos de la vida de esa mujer a la que el ama por sobre todas las cosas. Este es el capítulo más interesante por los temas que trata, más allá del amor,la diferencia de edad entre los amantes, la infidelidad, el matrimonio de conveniencia, la dependencia emocional de Susan, la codependencia , el alcoholismo, los malos tratos físicos y psíquicos, la cobardía de quien quiere pasar por la vida sin sufrir daño alguno como modo de supervivencia, la amistad, las decisiones límites que al final sacuden la vida de Paul, generando en el esas cicatrices que impedirán el acceso de nuevo al amor. En el tercer y último capítulo Paul analiza los hechos acontecidos, busca explicaciones del porque de sus decisiones y cuenta el final de todos los personajes. Y sentado al lado de una Susan dormida se da cuenta de que el fuego a veces no deja ni cenizas que esparcirEn los libros de Barnes me suelo parar y releer párrafos, no porque no los haya comprendido en la primera lectura sino porque necesito ver más allá de lo que creo haber comprendido. A veces su ironía me pone los ojos como platos, me sacude, y me obliga a para de leer y a molestar a alguien compartiendo un párrafo que dice más de lo que sus simples palabras parecen decir. El tema recurrente de Barnes, es siempre la preocupación por esa memoria a través de la cual, y no confiando demasiado en ella, nos quiere contar una historia, tanto de hechos como de pensamientos, como de sentimientos generados hace mucho tiempo. Otra de las cosas que este autor hace es contar pequeños hechos a lo largo del libro a las que después cerca ya del final, vuelve y amplía, con lo que o bien lo has leído con todo el detenimiento del mundo o tienes que retroceder en la lectura para comprender, ya en el presente de su historia, ese pasado del que solo dio una pincelada entre lineas muchas páginas antes y eres consciente de que tampoco tú, como lectora te puedes fiar de la memoria y mucho menos de tu capacidad de comprensión. Este libro, no deja un final abierto, o no tan abierto como otros. Acaba con conclusiones, con el relato de vidas cerradas, y con un hombre que ha convertido la visceralidad y el amor absolutista en un escudo frío e inaccesible en el que no tienen demasiada cabida las emociones. Me queda muchísimo más que decir de este libro, porque hay una parte que me ha llamado profundamente la atención sobre las repeticiones de las conductas en las relaciones amorosas, sobre las repeticiones de nombres y de términos, que el creyendo que eran propiedad de su intimidad, descubre que han sido dichas antes a otras personas y se convierte en una ofensa, en una decepción y en la diferencia entre lo que esa relación fue para el y lo que fue para Susan. Como punto negativo, siempre hay uno, no hay libros totalmente perfectos, es que a lo largo de muchas páginas te obliga a hacer un esfuerzo grande a veces, para no llegar a comprender bien del todo lo que te está diciendo. En este libro no son muchos párrafos, pero son esos los que te rebajan la intensidad del libro.

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El narrador de La única historia, Paul, rememora tras muchos años su primer amor, un amor que lo influenciará y le marcará para toda la vida. Paul tiene diecinueve años y se apunta a un club de tenis donde conoce a Susan Macleod, de cuarenta y ocho, infelizmente casada y con dos hijas. Lógicamente, como sería de prever en estos casos, pasaremos por las diferentes fases de una relación amorosa: el idilio y los problemas que causarán incerteza el futuro de la misma, el idealismo y la ingenuidad tan propias de la edad del protagonista... de tal modo que, ¿qué tiene esta novela que la haga diferente a las miles que se han escrito tratando el mismo tema? La respuesta es muy clara: la capacidad narrativa de su autor, que roza la perfección y que se mueve desde la primera hasta la última página en el ámbito de la excelencia. La virtuosa pluma de Barnes, va tejiendo una historia a la vez que nos plantea las típicas cuestiones de una relación, trazando un recorrido que va desde su fase de ilusión y pasión incipiente hasta los altibajos y los planteamientos de futuro, además de otros temas de carácter existencial. Introduce además en la historia el alcoholismo con todas sus derivadas y tristes consecuencias, llevando al relato hacia un estadio de crudeza, eso sí, exento de cualquier resquicio de cinismo. Y para conseguir esta bella y perfecta melodía, utiliza la memoria, aun reconociendo la autenticidad exclusiva y personal de quien la rememora; la prioridad del interesado en aflorar los momentos de felicidad por encima del resto. Pero como el mismo autor dice: es solo una conjetura, y precisamente eso es la tónica general que se desprende durante toda la obra: plantear sin posicionarse, sin pretender aleccionar a nadie.Tras mi primera toma de contacto con Julian Barnes ya tengo claro que no será la última. Su excepcional talento, ingenio y brillantez, debería situarle con todo merecimiento entre el elenco de los mejores narradores actuales. Sin duda, una obra perfecta para celebrar el número mil de la colección Panorama de Narrativas de Anagrama.Si algo he descubierto a lo largo de los años es que el primer amor sienta una pauta para toda la vida. Puede ser que no supere a los amores posteriores, pero a estos siempre les afectará la existencia del primero. Puede servir de modelo o de ejemplo negativo. Puede ensombrecer a los amores siguientes o, por otra parte, puede facilitarlos o mejorarlos. Aunque en ocasiones el primer amor cauteriza el corazón, y lo único que encontrará quien busque después será tejido cicatricial.

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Puede parecer pretencioso un título como La única historia, puesto que si algo tienen las historias es que todas son únicas aunque universales en sí mismas y más si son historias de amor. Lo que más me ha gustado de este libro no es tanto lo que cuenta, sino la frescura y la madurez del narrador. Conocí al autor gracias a la recomendación de @bibliolia y estoy altamente sorprendida.Hay continuas rupturas de la cuarta pared, el narrador se mueve como pez en el agua en la historia, cambia los tiempos, para, retrocede, avanza, esboza y después explica. El lector es un mero depositario del recuerdo, cómplice del comienzo de una relación amorosa entre un joven y una mujer de más edad. El libro no es más (ni menos) que un muestrario de las etapas que sufre una relación aparentemente disfuncional en sus inicios: el deseo, la fuerza de la proclamación del amor verdadero, la huida, la convivencia, el descubrimiento de la debilidad del otro y de la propia, el declive del mandato del pensamiento único que nos dicta cómo debería ser el amor.Pese a ser un narrador ingenuo, acorde a la edad del personaje principal, encierra en sus palabras una perspicaz visión sobre la verdad, su verdad. Detrás de una prosa aparentemente simple, se esconde una profundidad de análisis de las relaciones, de la sociedad y del individuo. Una melancolía tácita que, sin embargo, va pesando demasiado conforme nos vamos acercando al final del libro.La última parte de la obra me pareció bastante angustiosa, en tanto que la historia se agota y el narrador insiste en asir con esa fuerza un hilo narrativo que no da más de sí. Hay una obsesión por blanquear la imagen del amor, un tira y afloja entre el peso de la subjetividad del recuerdo y la obligatoria confrontación con la realidad.No es una historia feliz, ni siquiera en los inicios, pero no es algo que importe puesto que es tal el disfrute de desenterrar la piedra preciosa de la idea, que el argumento es simplemente una excusa para reflexionar sobre tu propia vivencia amorosa, sus prejuicios, sus obligaciones y sus derechos.Sin duda, quiero seguir leyendo más a Julian Barnes.

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Nadie puede mantener su vida equilibrada dice Paul, el protagonista que narra en primera persona. Inglaterra, década de 1960, clase media acomodada, Paul de 19 años y Susan, casada de 48 años, amantes. El momento histórico y cultural es el mismo que satirizan los Monty Python. La narración es extraordinaria. La lucidez cruel de Julian Barnes en estado de madurez. Vapulea la memoria, examina la experiencia, imagina mundos posibles, trata de captar las emociones, las anticipa, ensaya explicaciones que siempre son racionalizaciones. Esa historia que Paul teoriza como única, como eje de sentido de toda su vida, es tan única como universal. Todos somos más parecidos de lo que nos imaginamos. Los qualia de los hablan los filósofos de la mente, esa sensación de vivencia única e intransferible que todos tenemos de nuestras propias vivencias, son ilusorios. Es la enseñanza de Shakespeare según Bloom. En cualquier caso, Barnes brilla en cada página de esta novela. El final es de un pragmatismo tan escalofriante como saludable.

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No había leído nada de Julian Barnes aún, y ha sido una gran lectura conmovedora, llena de emociones, tan compleja y real como la vida misma. Una historia única y hermosa que nos muestra la evolución, el dolor y angustia que recorre la vida de Paul, el personaje principal.¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Con esta dura pregunta comienza la novela y a lo largo de ella descubrimos el por qué de esta reflexión, conociendo la desgarradora historia de amor, la única historia compuesta tanto de amor como de sufrimiento del personaje.La historia está dividida en tres partes, la primera está contada en primera persona y es donde conocemos la historia de Paul, un chico de 19 años que casualmente conoce y se enamora de Susan, una mujer de 48 años, que está casada y con hijos mayores que él. Esta parte se hace súper amena, ya que vamos conociendo a los personajes y vemos cómo el destino los va uniendo, ocultando dicha relación hacia los demás, y ayudando a liberar a Susan del matrimonio sin amor y abusivo que tiene actualmente con su marido. Doy por hecho que esta tóxica relación es la que empuja a Susan a enamorarse de Paul.En la segunda parte, mucho más triste y escrita en segunda persona, conocemos cómo la relación de ambos personajes se va agrietando y nos lleva a la enfermedad mental en la que cae Susan. Esta lectura es algo más dura al ir conociendo la infelicidad y cómo poco a poco se le va rompiendo el corazón a Paul, haciéndolo madurar obligatoriamente. Se hace duro también leer cómo va enfermando Susan y la impotencia de Paul por no poder salvarla.Una tercera parte es donde Paul se enfrenta a los problemas que se le presentan, en una relación ya totalmente rota, escrita en tercera persona. Esta parte hace una reflexión sobre los esfuerzos por los que pasó Paul tras intentar salvar la relación y su fracaso. Un sufrimiento constante de cómo esta aventura dio forma al resto de su vida. Esta parte se me hizo algo más pesada que las anteriores, pero en general se trata de un libro que considero que hay que leerlo.En resumen, se trata de un libro lleno de sentimientos donde nos lleva a través del primer amor de Paul y cómo le influyó a lo largo de toda su vida, adentrándonos en su memoria y como se van moldeando sus recuerdos tras el paso del tiempo. En definitiva, vemos cómo Paul queda dañado por su única historia. Enlace: http://www.mrwonderbook.com/..