Este libro es muy gracioso: al ser el narrador nada más y nada menos que un niño, te puedes hacer una idea de que lo a veces ve y oye, en nuestro mundo adulto tiene otra explicación a la que él nos da. AsÃ, muchas de las cosas que suceden a su alrededor se convierten en divertidas al contarlas él, porque le da ese toque de inocencia a ciertas cosas que no lo tienen.Algo muy interesante también es el uso reiterativo de cinco palabras a lo largo de toda la novela: sórdido, nefasto, pulcro, patético y fulminante. Tochli da uso de estas cinco extrañas palabras, y las emplea muy bien, demostrándonos que es un niño muy inteligente. No obstante, cuando algún adulto le dice algo que no entiende, en vez de preguntar, el niño suele decir que es un enigma. A veces quiere incluso descubrir ese enigma por su cuenta.Además de estas palabras, muy de vez en cuando suele meter también comentarios sobre los habitantes de algunos paÃses: habla sobre todo de los franceses, pero también de estadounidenses, rusos, ingleses y españoles. Y, por supuesto, da su punto de vista, siempre influida por lo que los adultos de su alrededor le han enseñado.Me ha gustado mucho la crÃtica que hace el autor al narcotráfico mejicano, aunque obviamente, a lo largo de la lectura, yo lo he extrapolado al narcotráfico mundial. Es increÃble cómo a través de la mirada de un niño, sin decirnos demasiado, nos cuente tanto acerca de este tema. Armas, drogas, prostitución, tráfico de animales en peligro de extinción? No lo cuenta directamente, sino que usa las maravillosas palabras de este niño para contárnoslo. Simplemente, me parece brillante.
Este libro me ha tocado bastante, y hay diversos aspectos que quiero comentar sobre él. Inicialmente, poner sobre la mesa mi experiencia con el narcotráfico y los narcotraficantes: pese a que nunca hubo uno en mi familia, tuve varios amigos y vecinos que se fueron por ese camino, y hoy en dÃa están muertos o en la cárcel. Crecà en una zona turÃstica, entre casaquintas y viviendas campestres de lujo, y tuve varios vecinos "traquetos": uno de ellos, el que hacÃa los más enormes derroches de opulencia y mal gusto, socio del famoso Chapo Guzmán, mandó ejecutar a decenas de personas en represalia por el asesinato de su esposa, la mamá de un niño de gafas llamado Freddy, que no era propiamente mi amigo, pero sà lo conocÃa y era amigo de muchos de mis amigos. Y esta es la historia de un niño como Freddy, llamado Tochtli, narrada por él mismo, hijo de un capo de la droga, que cuenta de forma ingenua su relación con las pocas personas que conoce: su padre, sanguinario, déspota y machista; Mazatzin, un preceptor orientado polÃticamente hacia la izquierda y antiyanqui, y varios empleados, guardaespaldas, cocineras y modelos que completan el cuadro.Resulta desgarrador ver como Tochtli se va llenando de traumas y complejos. Su padre, brutal y despiadado, lo obliga a presenciar escenas de violencia para que se vaya acostumbrando, y le llena la cabeza de ideas machistas, al tiempo que le satisface todos sus caprichos, comprándole obsequios en cantidad, hasta el punto que viaja con él a Liberia para intentar conseguirle un hipopótamo enano, con el cual se ha encaprichado Tochtli. Por otra parte, se aborda la problemática social relacionada con el flagelo del narcotráfico de una manera a veces directa y otras veces tangencial, pero suficiente para que el lector continúe el ejercicio y ponga las piezas restantes del rompecabezas como parte de su interacción. Es un espejo de la cultura mexicana y latinoamericana, con sus falencias y problemas estructurales, e incluso mete referencias constantes a elementos gastronómicos como el pozole y hasta la música de José Alfredo Jiménez y su eterno clásico "El rey", que sin duda serÃa el principal corte de una hipotética banda sonora asociada a este libro.El libro estaba para cuatro puntos, pero el autor se metió mucho en el papel de narrarlo como un niño y, la verdad, me cuesta un poco leerlo de esa forma. En la historia Tochtli intenta hacer gala de unos cuantos términos que no le parecen muy comunes y se repiten hasta la saciedad. Entiendo que fue el recurso que decidió emplear para contar su historia, pero esos caminos a veces son riesgosos. En términos generales la historia es bastante entretenida, a veces fuerte y descarnada, y toca de una manera inteligente esos puntos álgidos de un problema social que hemos vivido mucho tanto en México como en Colombia.
Autor del comentario: ELMUSHKA
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