Cicatrices puede ser leÃda como una novela policial: las cuatro partes que la constituyen giran alrededor de un crimen. No hay, sin embargo, ninguna dinámica de enigma/revelación. El enigma se desplaza de la intriga de inspiración policÃaca a la reflexión y dramatización de y sobre la expresión literaria. Cuatro historias (cuatro nouvelles que podrÃan muy bien leerse independientemente) tomadas a cargo por cuatro narradores que ponen en escena personajes y circunstancias casi totalmente ajenas entre sÃ, y que están únicamente asociadas por el crimen y por una uniformidad espacio-temporal (la misma ciudad, la misma época).
Saer toma, además, como ejes de reflexión dos acontecimientos que no han cesado de reescribirse en el aparente eterno retorno de la realidad argentina: la derrota popular que significó la caÃda del peronismo y el alienante sinsentido de una historia que se empeñó en silenciar las voces de la mayorÃa. Cicatrices plantea las relaciones de la literatura con la historia y la realidad, entendidas como problema literario; pero lo hace evitando todo ingenuo simplismo: no refracta lo histórico con la facilidad especular de un realismo populista.
Se trata de una novela que problematiza, como Rayuela seis años antes, el género novelesco, la expresión literaria, la concepción del autor y del lector.