Por aquel pueblo pasó una guerra.
Pasó como un aire triste, de invierno, frÃo. Se la pudo sentir en el silencio de la campana y en el jugar de los niños.
Cuando la guerra se fue, volvieron los soldados y el pueblo quedó más en silencio que nunca. HabÃa llegado la paz. Unos la vivieron felices, pero otros tuvieron que andarla de puntillas.
Aquélla no fue la primera guerra; hubo otras guerras. No queremos más.
La guerra es siempre igual; en cualquier tiempo; en cualquier lugar.
Tras la última ha quedado muy poco: sólo vencedores y vencidos, y eso hace difÃcil la canción final.