Se disponÃa a darle nuevamente a la botella, cuando otro relámpago iluminó el cementerio. Esta vez, a William Daly sà le cayó la botella de whisky de las manos, haciéndose añicos al chocar contra el suelo y desparramándose todo el licor.
No era para menos. Aunque el resplandor del relámpago habÃa durado sólo unos pocos segundos, William tuvo tiempo de ver algo que habÃa helado la sangre que corrÃa por sus venas.
¡La tapa del ataúd de Elizabeth Holmes se estaba levantando!
¡El féretro se habÃa abierto solo!
¡ParecÃa cosa del diablo!