Porque pertenecÃan a una horrible imagen que representaba al demonio. Según cuentan, pues de eso hace muchos años ya, dicha imagen se hallaba sobre el altar de un templo satánico, en donde se rendÃa culto al rey de los infiernos. Allà tenÃan lugar los más espeluznantes ritos, que incluÃan sacrificios humanos. Eran verdaderas orgÃas de sangre, violencia, y sexo. El templo fue destruido, no se sabe exactamente por quién, cuándo, ni cómo, pero la verdad es que no quedó piedra sobre piedra. Para algunos, fue cosa de Dios. Aseguran que varios rayos cayeron sobre el templo satánico y lo pulverizaron todo. Hay muchas versiones, desde luego. El caso es que alguien consiguió rescatar los colmillos de oro de entre las ruinas, los vendió, yÂ… Bueno, ahà empieza la historia, pues se afirma que la persona que rescató los colmillos del diablo pereció de forma misteriosa a los pocos dÃas de haberlos vendido. Y algunas semanas después, perecÃa también de forma extraña la persona que los compró. Y asà sucesivamente. Es una auténtica cadena de muertes misteriosas, cuyo último eslabón lo acaba de añadir Ronald JenkinsÂ…