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El recorrido geográfico y temporal por las librerías que Carrión recalca en la obra se inicia en Atenas. La capital de Grecia, ubicada en la periferia de Europa y a las puertas de Asia, funciona como puente entre Occidente y Oriente, entre el alfabeto latino y otros alfabetos. Este inicio del trayecto incluye una primera definición de librería como lugar líquido y transitorio por el que van y vienen libros, lo cual contrasta con la solidez y longevidad de una biblioteca. A su paso por las librerías de Estados Unidos, se reflexiona sobre la similitud de este establecimiento con un hotel debido a la condición de punto por el que los viajeros, al igual que los libros, entran y salen en un flujo constante. Durante la estancia de los visitantes en estos edificios, se refugian en ellos. En las librerías, este abrigo da pie a actividades culturales que enriquecen la estancia de los visitantes de estos espacios. Dentro del mosaico de librerías alrededor del mundo que plantea el autor, cobra especial interés el espíritu bohemio del Paris de inicios del siglo XX con la creación de las librerías La Maison des Amis des Livres (1915 ? 1955) y Shakespeare and Company (1919 ? 1941). Estos dos establecimientos, situados en la Rue de lOdéon de la capital francesa una junto a la otra, se convirtieron en el foco central del ámbito intelectual de la Ciudad de la Luz debido a las conferencias y tertulias que en ellas se daban; la convivencia entre textos modernos, clásicos y prohibidos y a la afluencia de escritores que hallaban en las paredes de estos espacios un cobijo en la denominada República Mundial de las Letras que supuso Paris a inicios del siglo pasado. al otro lado del Atlántico décadas después, el eco de estos establecimientos franceses llegó a Estados Unidos con la inauguración de librerías como City Lights (San Francisco, 1953) o Gotham Book Markt (1920 ? 2007), entre otras, que atrajeron a autores del movimiento beat y beatnik. El atractivo de estos espacios en los que cientos de lectores se sintieron acogidos responde a una apuesta por un contenido concreto, la poesía beat de City Lights cautiva a escritores de esta corriente literaria, o por un uso del espacio libresco más allá de receptáculo de estanterías con obras de toda clase. Este es el caso de Green Apple Books (1967), una librería singular que alberga un compendio de libros usados, nuevos, largos pasillos, sótanos, máscaras africanas expuestas en las paredes, recomendaciones y, esparcidos por este oasis, lectores. Otorgar un valor añadido a una librería es, según Carrión, un lugar común en establecimientos actuales en los que el visitante disfruta de una experiencia libresca personalizada según en qué librería se introduzca. Un ejemplo reciente de esta tendencia se halla en La Central del barrio de El Raval de Barcelona (2003), que ocupa la antigua Capilla de la Misericordia, provocando que la arquitectura del edificio marque el paso de los que entren en ella. En contraposición a estos lugares únicos de la geografía libresca, el autor señala la expansión de los rincones dedicados al libro con los que nos topamos en una franquicia de productos de entretenimiento como FNAC. Estos conglomerados de estanterías responden a un diseño en cadena sin la personalidad ni el toque hogareño que sí presentan librerías con una estética más acogedora. Este distanciamiento entre el lector y la librería se amplía en librerías virtuales como Amazon donde conseguir un escrito está al alcance de un clic sin intermediarios, establecimientos físicos ni ningún aspecto que nos transporte a otro mundo en el que navegamos entre páginas de textos de todo tipo. La proliferación de obras de compra-venta en la Red convive con un cuarto tipo de librerías que poseen un espíritu hogareño propio del comercio de proximidad en el que cuando uno pisa su interior se siente como en casa. del mapamundi de librerías que forman parte de los viajes de Carrión, estas últimas representan un espacio cálido y acogedor en el que mejor se pierde uno entre las palabras de un texto.Librerías cartografía puntos de interés libresco de todo el globo terráqueo que han existido o existen en alguna parte de algún municipio del planeta. Sea cual sea su naturaleza, contemplar el catálogo de obras de una librería supone un viaje distinto en cada parada que realicemos porque en estos lugares los libros se desplazan en constante movimiento.Lee la reseña completa en: https://elbohemiodehojalata.wordpress.com/ Enlace: https://elbohemiodehojalata...

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Me resultó un poco pesado, demasiadas enumeraciones, demasiadas descripciones, países, librerías y personajes, la mayoría descritas muy someramente. Se abordan tal vez demasiados tópicos y eso hace que muchos queden a mi entender inconclusos, y asimismo la cantidad de información sea por momentos abrumadora. La que más disfruté fueron los primeros capítulos, el comienzo de la comercialización de los libros, las librerías antiguas donde los libros no se encontraban encuadernados, detalle que no sabía o sobre el cual no había reparado. Me aburrió sobre todo la parte de oriente, entrar a librerías donde uno no conoce el idioma, ni siquiera el alfabeto, algo que no logro interesarme. Me hubiese gustado tal vez un análisis un poco más detallado sobre el estado actual de las librerías y que lea depara el futuro. No me encanto, tampoco me pareció un mal libro, pero si es un poco denso para mi que adoro las librerías como pocas cosas, claramente no es un libro para quien no sea un apasionado sobre el tema e idealmente no solo de las librerías sino también de los viajes.