Sinopsis
¿Qué es más importante, saber medir una galaxia o entender el lenguaje del llanto de tu bebé? ¿Atrapar el bosón de Higgs o comprender por qué envejecen nuestros padres? ¿Descubrir un fósil remoto o conocer qué hay después de la muerte? ¿Por qué la ciencia sabe tanto de neutrinos y tan poco del amor? ¿Por qué hemos fotografiado planetas lejanos y desconocemos qué ocurre de verdad en nuestro cerebro?
A lo largo de más de dos década dedicadas a la divulgación de la ciencia Alcalde ha tenido la oportunidad de encontrarse con los más prestigiosos científicos del mundo. De todos ellos ha aprendido las luces y las sombras de la ciencia, y en este libro nos desgrana las grandes cuestiones de la vida cotidiana ante las que la ciencia aún se siente diminuta. Desde la formación de las lágrimas hasta las probabilidades de que toque la lotería, desde el origen del instinto paternal a las verdaderas causas del envejecimiento. Desde la increíble información que contiene una gota de sangre, y que aún no somos capaces de descifrar, hasta el lugar donde se producen las emociones humanas.
¿Por qué los astronautas no lloran? es un homenaje a lo que sabemos, pero sobre todo a lo que ignoramos. Porque quizás el latido de un corazón sea más simple que la estructura de un cúmulo de galaxias, pero para nosotros es mucho más importante y queremos que la ciencia nos ayude a comprenderlo.
Un buen libro de divulgación debe reunir una serie de requisitos como ser sencillo, explicativo y divertido a la vez. ¿Por qué los astronautas no lloran? cumple con todos ellos. Así que estamos ante un libro que usa la ciencia para explicar (o por lo menos intentarlo) lo más cotidiano, y quizás por ello lo que nos parece más importante.Mentiría si digo que conocía a Jorge Alcalde, autor de este libro. Y sé que es un conocido divulgador, ganador de diversos premios en ese terreno. La fama es más que merecida. Y es que Alcalde es un escritor maravilloso que posee un estilo de escritura simple, bien ejecutado y mejor estructurado. Para ello cuenta con una prosa dinámica con un desarrollo impecable, un lenguaje plagado de tecnicismos científicos bien definidos y mejor explicados y unas descripciones tan buenas que te ayudan a comprender totalmente el texto.En un libro como ¿Por qué los astronautas no lloran? se tratan diversos temas desde el aspecto científico, pero que forman parte de nuestra existencia más banal. Así que el autor nos va desvelando diversos enigmas que nos rodean en nuestra vida diaria. Prepárate para conocer hechos tan curiosos como porqué seguimos jugando a la lotería aunque nuestras posibilidades de ganar son mínimas, si podemos frenar el envejecimiento, la razón por la que los occidentales somos menos intolerantes a la lactosa que nuestros hermanos orientales, las matemáticas que explican las coincidencias, la genética y cómo evolucionó a nuestro favor (o en contra), el misterioso poder de los virus, el nacimiento de las creencias religiosas, la neuropsicología que hay detrás de las compras compulsivas o del porqué seguimos de forma frenética a los famosos o, respondiendo al título, el porqué las lágrimas humanas no caen en gravedad cero. Estas y muchas otras preguntas curiosas que parecen no tener gran trascendencia para la ciencia, pero que a menudo dictan nuestras preocupaciones, son contestadas con claridad y buen humor. Y al tratar muchos temas diferentes siempre aprendes algo nuevo y disfrutas totalmente la lectura. Al final te da pena abandonar este mundo de sabiduría “pequeña” que nunca deja de sorprenderte.Definitivamente, ¿Por qué los astronautas no lloran? es una lectura amena e ilustrativa que nos enseña que la ciencia puede explicar hasta lo más básico de nuestra vida. Y una manera de desterrar la idea de que las ciencias solo se ocupan de estudiar cosas enormemente complejas y totalmente alejadas de nosotros. Estudiar e intentar explicar todo aquello que nos rodea y que nos he hecho ser como somos es un pequeño primer paso para seguir aprendiendo. Además podrás responder a la preguntar del título y presumir de tus nuevos conocimientos.
Autor del comentario: REAH_29
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