Nos encontramos ante una obra excepcional. En primer lugar, porque se trata de un análisis intencionado y profundo de una época de la historia y de la vida española cuyo sentido ha sido a menudo desvirtuado. Algunos historiadores han trazado un panegÃrico del imperio español, desenfocado por lo demedido. Otros, llevados de exceso pesimismo, han visto una panorámica tan negra que les imposibilita para distinguir las siluetas reales de los hechos históricos. Elliot mantiene, en este aspecto, el justo equilibrio.
En seÂgunÂdo lugar, nos sorÂprenÂde y nos conÂmueÂve el esÂfuerÂzo del autor, joven hisÂtoÂriaÂdor inÂglés, para acerÂcarÂse a una menÂtaÂliÂdad y a un modo de ser —esÂtrucÂtuÂras en las que desÂcanÂsa el quehaÂcer hisÂtóÂriÂco— tan disÂtinÂtos de los que él está haÂbiÂtuaÂdo a traÂbaÂjar. EdiÂtoÂrial ViÂcens-ViÂves no duda de que los esÂtuÂdioÂsos y amanÂtes de la HisÂtoÂria de EsÂpaÂña saÂbrán apreÂciar la aporÂtaÂción que en el campo hisÂtóÂriÂco reÂpreÂsenÂta La EsÂpaÂña ImÂpeÂrial.