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Cuando leí Orgullo y prejuicio (en adelante OyP) quedé impresionada por la narrativa de Austen. Por eso, cuando este libro llegó a mis manos no pude dejar de sentir intriga ante lo que me iba a encontrar. Me ha resultado muy curioso leer la historia paralela a la de los Bennett. Esa trastienda que conforma el mundo de doncellas, lacayos y amas de llaves y que en el libro de Austen apenas se vislumbra ya que ellos no son protagonistas. Mientras en OyP hay una cena o un baile no podemos saber qué hay detrás, pero en esta novela la autora nos lleva hasta el carruaje que espera fuera a que las señoritas salgan del baile o a la manera en la que la criada lava el barro de las enaguas de Lizzy Bennett tras hundirse en el fango. Aquí no veréis el glamour que se destila de OyP, aquí veréis cómo los sabañones de una criada sangran, cómo un lacayo es invisible a los ojos de su amo y cómo las señoritas también sudan, tienen la regla o hacen sus necesidades. En la sinopsis pone que Baker escribe como Austen. Eso es una solemne tontería ya que jamás un autor contemporáneo podrá escribir como uno de época anterior por razones obvias de vivencias. A los puristas de OyP quizás este libro les parezca una aberración, pero a mí me ha parecido el complemento perfecto a Orgullo y prejuicio. El único escollo que le he visto al libro ha sido la historia de James; hay una parte en la que se me ha hecho muy pesado y debo reconocer que me he saltado alguna página ahí. ¿Recomendaría este libro? Sí, sin duda alguna. Muy buena escritura en esta original y entretenida novela. Por supuesto, hay que leer este libro siempre y cuando se haya leído antes Orgullo y prejuicio, es imprescindible para disfrutarlo más y desde luego para no sufrir spoilers innecesarios.