Varados en RÃo de Javier Montes
de
Javier Montes
- Género:
Ficcion
Sinopsis
Estamos acostumbrados a sentirnos desterrados del ParaÃso, pero ¿qué pasa cuando nos sorprendemos desterrados en el ParaÃso? ¿Cuando se nos ofrece a manos llenas una belleza y una ilusió de felicidad que no sabemos aceptar? RÃo de Janeiro es un lugar y una idea. Encarna para muchos, desde hace mucho, una imagen y un deseo; precipita y renueva una fantasÃa antigua como la humanidad. Tiene su sitio en el mapamundi imaginario donde figuran Jauja, Shangri-La, Xanadú, El Dorado. En suma, el paraÃso terrenal, la cidade maravilhosa donde reinan la belleza, el sol y la voluptuosidad de los cuerpos, la alegrÃa de un Carnaval perpetuo. Pero es también un destino difÃcil para un exilio: no creemos en las promesas que encarna RÃo pero necesitamos seguir escuchándolas. Visto por los ojos de los escritores forasteros que acabaron varados en él, se vuelve también pobre y lluvioso, fantasmal y violento. El RÃo de placeres secretos de Manuel Puig; el RÃo desvencijado y hostil al que se enfrentó Rosa Chacel; el RÃo legendario y sofisticado de los cincuenta, de las casas ultramodernas, las intrigas polÃticas y la bohemia dorada que conoció Elizabeth Bishop; el RÃo dolorosamente ajeno a las fotos del suicidio de Stefan Zweig. Como personajes de una intriga detectivesca, Javier Montes rastrea sus huellas casi borradas hasta acabar armando el relato colectivo de una ciudad-mundo y de las formas en que el exilio puede cambiarnos. Más que un hogar, RÃo fue para ellos un lugar desde el que preguntarse por el sentido de esa palabra: por qué viajamos, y qué significa volver a casa. Entre la cróica viajera y el ensayo literario, Javier Montes revalida con esta nueva obra un talento único para transgredir los géneros sin perder jamás el pulso narrativo. Como escribió J. Ernesto Ayala-Dip en El PaÃs: «Javier Montes no es nada inocente. Se decÃa que André Gide era el más grande novelista enemigo de la novela. No digo que Montes sea ese novelista gideano. Pero lo que propone desde dentro de la novela clásica es una renovada visió del género. Maneras singulares de armar historias de nuestros dÃas.»
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En general, me fÃo poco de los crÃticos literarios. de todo crÃtico, en realidad. Poder juzgar cualquier ejercicio, una obra de arte incluso, debe ser dificilÃsimo, casi imposible de alcanzar con justa equidad: bien nos pueden gustos, bien querencias o enemistades, cuando no errores de apreciación o deslices de orgullo. En general, suelo tener opiniones contrarias al crÃtico: tiende a agradarme lo que esta figura ignora; me aburre hasta el sopor lo que (sobre)valora.Hace una semana, releyendo un semanario cultural (dÃcese de un facsÃmil donde se recogen opiniones eruditas sobre temas muy ligados a lo que llamamos Cultura, escrito por y para entendidos, según creencia popular), caà en el nombre de un escritor, y su obra recién publicada, de los que no tenÃa noticia. No es nueva en este blog la afirmación (por lo demás verÃdica) de mi completa ignorancia por las novedades. El contacto que tengo con la producción literaria actual es tangencial, llevado por el impulso y también por la curiosidad. La literatura contemporánea (llamémosla asÃ) está anémica, carece de cuerpo, fluidez, profundidad y riesgo. Parte de ello se debe sin duda a la falta de compromiso de las editoras, y parte a que el gusto popular, habituado a lo visual y de digestión rápida, no sabe o no quiere enfrentarse a letras que requieran una atención más aguzada, una compenetración más Ãntima entre el relato y el sà mismo que lee, y teme adentrarse en aguas cuyas mareas profundas puedan turbar la aparente calma de la que gozamos como sociedad moderna. Quién sabe.Hace una semana, pues, tropecé con este nombre: Javier Montes, y con su nueva obra: Varados en RÃo. Y me llamó la atención lo que de él describÃa la crÃtica, esa consistencia que sonaba extemporánea y que anunciaba como nueva forma de escribir literatura. Y me pudo la curiosidad. Tanto, que me lancé a buscar este ensayo y el resto de sus obras sin haber leÃdo ni una lÃnea, sin averiguar en Google nada sobre él, sin buscar textos sueltos, crÃticas varias, reportajes en los distintos medios con los que habitualmente colabora. Digamos que casi fue un auto de fe. Y me alegra haber seguido esta corazonada.Varados en RÃo es un ensayo novelado sobre el exilio, impuesto o no; sobre el extrañamiento, la diferencia, las coincidencias, las casualidades, los sentidos y sentimientos de la vida vivida; la realidad comparada con lo anhelado o soñado o rememorado (que viene a ser lo mismo); la Literatura con mayúsculas, la vida en minúsculas, y ese hechizo embriagador que lleva a una persona a dedicarse a la escritura, a sacrificarse a sà misma y a los demás, y el alto precio que pagamos siempre, siempre, por el amor (a los otros tanto como a nosotros mismos), por el deseo y los sueños que, revelados, se hunden con él.Javier Montes es un hombre teñido de Literatura. Iba a escribir: demasiado teñido, pero a saber quién es capaz de graduar las consecuencias que el arte escrito puede sembrar en el espÃritu de un hombre. Y qué gusto que asà sea. Es una especie en extinción, una clase de gente que ya no se deja ver, o no tan a cara descubierta, y que extrañaba mucho más de lo que yo mismo pensaba. Qué gusto leer cada oración, cada párrafo; entrar en la magia de una intención escondida, en el entramado de una pluma atractiva. Varados en RÃo es un libro de un gran conocimiento biográfico, amén basado en una investigación que ha debido ser exhaustiva pero llevada con un agrado apasionado, escrito con una maravillosa visión de conjunto y enlazado con una cualidad que creÃa casi perdida: con alma.9331_1Cuatro vidas, cinco con la del autor, cuyo eje central es la Literatura, el Exilio y RÃo de Janeiro; el baile de máscaras entre lo anhelado y lo poseÃdo, lo recordado y lo vivido en realidad; lo inventado también y lo callado; las alegrÃas, el extrañamiento, la tristeza y el viaje de ida y vuelta, real e imaginado, que condiciona vidas y destinos: las de Stefan Zweig, Elizabeth Bishop, Manuel Puig y Rosa Chacel navegan entre las aguas nunca quietas de este ensayo-novela, mezcla de investigación extensa y confesión profunda que imbrica sus destinos con los del autor; sus sentimientos también y sus frustraciones. RÃo de Janeiro es aquà la América-continente, el Shangri-La, la Tierra Prometida, pero sobre todo el Edén, al que se ha sido invitado pero del que se termina siendo expulsado simplemente por seguir con vida, y muchas veces a costa de la vida de los demás.Todo es hermoso en este ensayo-relato: su erudición, su plasticidad, su casi dulzura al derramar confesiones hechas para ser bisbiseadas y su completa valentÃa a la hora de enfrentar esos momentos oscuros, esos instantes de error o de caÃda que todos tenemos y deseamos (oh, claro que sÃ) evitar. Para todos estos escritores (para el autor mismo), RÃo de Janeiro es ese anhelo, esa tierra llena de expectativas y de contrastes donde todo es posible: la miseria y la riqueza más absolutas, la negligencia y la entrega, la fe y la apostasÃa, el orden natural y el desorden humano, la belleza y la fealdad, la generosidad y el error. Pero Javier Montes quizá desconoce que eso ha sido siempre América: en las décadas que van desde 1940 a 1980 toda Latinoamérica (o quizá, mejor dicho, la América petrolera: México, Brasil sin duda, y Venezuela) era asÃ, tal cual él describe a RÃo de Janeiro: exuberante, llena de contrastes, extraña y cercana, hermosa, egoÃsta, a la vez cruel y dulce, y por sobre todo distinta, única e irrepetible? Hasta que cansa. Porque todo cansa: la exaltación, la pena, la tristeza y el dolor. Y la propia existencia.Todo exuda una melancolÃa sinuosa como esas aceras de mosaicos blancos y negros; cada lÃnea es un ejercicio de búsqueda y de saudade, que en el fondo es lo mismo: hasta lo que nos desagrada de una metrópoli como cualquier otra y que la rebaja a mera ciudad, sueños incluidos; hasta lo que creÃmos tener una vez y perdemos al dÃa siguiente, al mes siguiente o al año siguiente, o quince años después. Varados en RÃo es un retrato de la vida que fue, la que quiso ser también y la que se extraña, porque hasta lo dulce y lo tierno y lo duro y lo difÃcil también se añora; y el retrato de cuatro grandes escritores que a la postre no fueron más que personas sencillas, atadas a su destino cruel de seres humanos en evolución, y asimismo, en extinción.Pero Javier Montes juega con trampa. Nos enseña su corazón, pero no lo revela. A través de ese retrato a cuatro se refleja a sà mismo, pero no se desnuda; o, mejor dicho, se desnuda sin abandonar jamás sus adornos. Él mismo es un extrañado en tierra extraña; un exiliado del corazón; un extranjero, un alguien más, un moderno emigrado, un hombre al que también le llega esa sinuosa saudade que afecta a todo el que ha visto otro mundo, ha vivido otra realidad, y se ha entregado a ella hasta su final? Varados en RÃo es un viaje en el que se desgrana la brillantez de la Musa, la imaginerÃa de lo cotidiano, el reflejo interior de los cambios telúricos de cada dÃa, pero también es el disfraz de una sombra con la que el autor se cubre, al final púdico, en esa búsqueda del sentido que es todo relato contado en alta voz.Sigamos con él esa saudade sinuosa encerrada entre puntos suspensivos?
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