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Siempre has querido, quizás lo has soñado, ser escritor. Decides, pues, tomar esa decisión insensata. Te encierras en un piso y no haces otra cosa que leer y escribir (tal vez el escritor se haga, no nazca). Tras seis meses acabas tu primera novela. Eso te pasó a ti, y también a Javier Cercas (no en vano esta historia, la anterior y la que viene) está sacada de El Móvil, su primera novela escrita en 1986. Álvaro es su protagonista. También aspirante a escritor, al que le encanta desayunar café y tostadas con mantequilla y mermelada. Después, como requiere la profesión, se pone a trabajar hora tras hora. La literatura es una cuestión de tiempo y trabajo. Y decide, tras una ardua reflexión sobre el mejor método literario, lanzarse a escribir una novela (y, cómo no, regresar a Flaubert). Ya está decidido el estilo, un poco más tarde el argumento, por último los personajes. Y entonces Álvaro decide dar vida a cuatro protqgonistas; aunque no sabe que quienes le dan la vida son ellos. ¿Hay autor sin personajes? Jamás. Pero siempre habrá personajes. Personajes con vida propia, la que les crea el autor, Álvaro, o la que se crean ellos a expensas de su autor. Y este, quizá algo narcisista, quizá falto de imaginación, se crea a sí mismo como uno más. ¿Los otros protagonistas? En esa, probable, falta de imaginación, lo mejor es recurrir a los conocidos, a esos personajes reales que pululan por nuestras vidas. La pareja con dos hijos que vive en la casa de enfrente (desavenencias conyugales, caricias, gemidos, rutinas diarias y hasta problemas laborales) el viejo de la última planta (rico, desconfiado, huraño, maestro de ajedrez), y la portera (descontenta, enamorada, conocedora de todas las vidas). Ningún escritor que se precie deja pasar a estos personajes. Pero dibujarlos, conocerlos, ahondar en sus vidas y miserias es mucho más complejo. Álvaro resuelve el problema con una estrategia nada desdeñable, copiada hasta la saciedad por aquellos aspirantes a escritor. ¡Ay, pero, si los personajes se revuelven! ¡Ay del escritor que sin darse cuenta se deja embaucar por sus personajes! Entonces, ya lo dijo Unamuno, esto no es una novela es una nivola? #ElMóvil, una obra metaliteraria sin ampulosidades, directa y compleja. Con un lenguaje brillante, ese que utilizó hace ya algunas décadas Javier Cercas y que sigue, como él mismo dice, dándole alegrías. Tantas, que un día Manuel Martín Cuerda la llevó al cine con la misma maestría. Y que nos brindó conocer a esos cuatro personajes? y alguno más que no sale en esta edición.