Caroline sabÃa que necesitaba tiempo para recuperarse del golpe que le supuso la traición de Nathan y Edwina. Pero cuando le dijeron que necesitarÃa tiempo para ello no se imaginaba que iba a ser arrinconada como una silla rota que ya no sirve para nada. Porque ella no tenÃa nada roto. Bueno, sÃ, el corazón, pero eso no afectarÃa en nada a su capacidad para sonreÃr, fingir interés o danzar cuando un caballero tuviese a bien proponérselo. El problema es que no se lo proponÃa ninguno.
Caroline tiene claro que no va a dejar que la conviertan en una solterona, pero tampoco quiere ser una vÃctima y por eso no permite que la compadezcan. Se lo va a poner muy difÃcil a todos aquellos que la quieren, incluso a alguno que se ha visto obligado a ayudarla.