Pepe Estévez comienza escribiendo lo que le apetece en un periódico en el que no le pagan.
Se pasa a otro en el que cobra sus artÃculos y colaboraciones y, como cobra, poco a poco empiezan a restringirle la libertad, las crÃticas, etc.
Y Pepe Estévez empieza a perder prestigio. La misma evolución experimentó como autor teatral.