«No es solo la mejor novela de Turguénev, sino una de las obras más brillantes del siglo XIX» (VladÃmir V. Nabókov). De una novela titulada «Padres e hijos» puede esperarse, por supuesto, un conflicto generacional, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que está a punto de desaparecer y lo que está a punto de venirÂ… y más en la Rusia que ve acercarse inevitablemente con la liberación de los siervos el fin de una época. Lo que quizá no sea tan esperable es que, en este conflicto, quienes tengan el poder, quienes impongan, a veces tiránicamente, sus condiciones, sean los hijosÂ… frente a unos padres cansados pero amantÃsimos, deseosos de pasar el relevo con una entrega que roza el servilismo. Turguénev coloca justo en el centro de este mundo frágil a uno de los héroes clave de la literatura rusa y universal, el estudiante de medicina Bazárov un «hipster nihilista», según el joven novelista norteamericano Gary Shteyngart, que, no siendo todavÃa médico, ya descree de la medicina: es más, si no cree en sus padres, aún cree menos en su propia generación. Dotado de una energÃa prodigiosa para el sarcasmo, la negación y la paradoja, y de un carisma que seduce a la vez que aleja a todo el mundo, este personaje descomunal pone a prueba de una patada el sistema estamental, el orden caballeresco, el ideario filosófico y la red de afectos en que se sustenta la sociedad de su tiempoÂ… e incluso desafÃa, en sà mismo, cómo no, al amorÂ… «Padres e hijos» (1862) fue la obra más polémica de su autor. Le ganó enemigos en el bando de sus amigos y amigos en el de sus enemigos. Por su complejidad no es difÃcil adivinar por qué.