Cuaderno de memorias coloniales de Isabela Figueiredo
de
Isabela Figueiredo
- Género:
Memorias
Sinopsis
«Escribà este libro porque sentÃa que nadie hablaba de ello. Y contar la historia de mi padre era contar la historia de los portugueses. Porque él no era diferente.»En Mozambique, a principios de los años setenta, una niña de padres portugueses empieza a descubrir el mundo de los adultos mientras es testigo de las injusticias que la rodean. Isabela Figueiredo relata en estas excepcionales memorias su paso de la infancia a la adolescencia en Lourenço Marques–la actual Maputo–, la compleja relación con su padre y su marcha a Portugal durante la convulsa etapa de descolonización. La autora revela sin tapujos la violencia y el racismo feroz y normalizado y, ya en Portugal, el peso que le supondrÃa su condición de «retornada».Publicada en 2009, la honestidad y fuerza de esta obra, que desmontaba cualquier imagen edulcorada del pasado colonial portugués más reciente, provocó admiración y polémica y, con el tiempo, se ha convertido en uno de los libros más relevantes de la literatura portuguesa de este siglo. Con una escritura transparente, lÃrica e intensa, la hondura literaria delCuaderno golpea al lector en estas páginas que trascienden su valor testimonial para constituir, por encima de todo, una hermosa reflexión sobre el amor filial, turbulento e indestructible.
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Ha sido una lectura muy desagradable para mÃ, y no por los temas que te puedes esperar de las memorias de una chica blanca en el Mozambique de los años 70, sino por la forma de explicarlo. Creo que las cosas se pueden contar o se pueden escupir, y yo siento que este libro me ha escupido a la cara. Las denuncias se pueden hacer de forma más elegante y no dejan de ser verdad. Las denuncias se pueden hacer con un poquito de sentido del humor y no dejan de perder fuerza. Las denuncias pueden hacerse provocando, pero desde las ideas, no desde un plano tan fÃsico y escatológico como el que me he encontrado aquÃ?Â
Pero bueno, todo esto es cosa mÃa, que tengo la piel fina para este tipo de experimentos literarios? La crÃtica, por ejemplo, se ha arrodillado ante las palabras soeces de Isabela Figueiredo y bueno, tampoco puedo decir que me sorprenda. A mà hay veces que se me pierde simplemente con las formas, porque se repite, porque busca una reacción que yo no puedo ofrecer, pero también explica cosas interesantes de su infancia y juventud. Y aunque el libro va más de una relación algo complicada entre padre e hija, el contexto, que es por lo que yo llegué a este libro, sà ha sido interesante de leer. Además de algunas referencias literarias que siempre son agradables de encontrar.Â
En definitiva, ha sido una lectura incómoda con datos aislados interesantes: cruda y explicativa a partes iguales, pero siendo sincera, no he conectado con la autora... Es como si me hubiera obligado a ver una cicatriz horrible suya antes de presentarse, no sé si me explico? Por eso, ni lo recomiendo ni lo dejo de recomendar. Simplemente no ha sido para mÃ.
Isabela Figueiredo relata en Cuaderno de memorias coloniales su infancia en LourenÇo Marques - la actual Maputo-, sin tapujos, desmontando cualquier imagen edulcorada del pasado colonial portugués. Mozambique es esa imagen detenida de la niña al sol, con las trenzas rubias impecablemente peinadas, frente al niño negro cubierto de tierra, casi desnudo, hambriento, en un silencio donde nadie sabe qué decir, mirándose el uno al otro desde el mismo lado y desde los lados opuestos de la justicia, del bien y del mal, de la supervivencia.La honestidad con la que Isabela habla del racismo y la violencia, normalizadas en las calles de la ciudad que la vio crecer, resulta en las primeras páginas tremendamente incómoda. Porque Isabela no solo nos habla de la rutina de una ciudad, también nos habla de algo tan Ãntimo como la rutina de una familia, la suya, que no puede considerar inocente.Su padre, como otros padres, no solo ejercen la violencia sobre los negros sino también, aunque de otro tipo, sobre sus propias mujeres. Isabela refleja a la perfección el machismo y racismo de aquella sociedad en la que los hombres blancos buscaban a las negras. Entraban a sus casas y las violaban sin ensombrecer su futuro porque una negra no reclamaba nada. Y todos callaban, incluso sus mujeres que, por supuesto, debÃan limitarse al cumplimiento de sus obligaciones matrimoniales.Isabela no salva a su padre de este ejercicio de sinceridad. de hecho ese amor filial complejo pero indestructible que le profesa acaba convirtiéndose en el punto fuerte de esta novela. Porque fue su padre quien la hizo sentirse querida y segura cuando era niña, pero también quien la hizo sentirse sucia la primera vez. Y asÃ, lentamente, Isabela comienza a volverse la peor enemiga de su padre. La enemiga encubierta, callada. Que ve y escucha sin haber pedido autorización, porque está dentro, porque forma parte.Aunque no puedo negar que determinadas ideas me han resultado innecesariamente reiterativas, la lectura de esta novela me ha resultado, en general, muy interesante.