En 1891 Isaac Peral renunció a su condición de militar y pagó de su bolsillo la publicación en el periódico El Matute de un manifiesto en donde el inventor trataba de lavar su reputación, se defendÃa de las acusaciones vertidas contra él por las autoridades de Marina y explicaba a los españoles su versión de las vicisitudes y problemas que habÃan tenido lugar durante la construcción y pruebas de su submarino. Fue, en sus propias palabras: «sacrificar mi carrera para poderos decir lo que os he dicho».