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El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami

de Hiromi Kawakami - Género: Drama
libro gratis El cielo es azul, la tierra blanca

Sinopsis

Tsukiko tiene 38 años y lleva una vida solitaria. Considera que no está dotada para el amor. Hasta que un día encuentra en una taberna a su viejo maestro de japonés. Entre ambos se establece un pacto tácito para compartir la soledad. Escogen la misma comida, buscan la compañía del otro y les cuesta separarse, aunque a veces intenten escapar el uno del otro: el maestro, en el recuerdo de la mujer que un día lo abandonó; Tsukiko, en un antiguo compañero de clase. Con una prosa sensual y despojada, Kawakami nos cuenta una historia de amor muy especial: el acercamiento sutil de dos amantes, con toda su íntima belleza, ternura y profundidad. Todo un descubrimiento literario.


Harakiri leo y leo este librono sé si lo estoy leyendo o me le estoy enterrandoClaudio Bertoni, en Dicho sea de paso, 2006, p.p. 49. ¿Sabes qué es el karma, Tsukiko? me preguntó.¿Una especie de destino que te une a otra persona? aventuré, tras reflexionar detenidamente.El maestro sacudió la cabeza con expresión de disgusto.Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 249. El karma es una posesión, en dos sentidos. Lo poseemos y ordenamos nuestra siguiente vida, o nos posee y nos determina. Imaginemos un par de átomos en un mismo coágulo de materia, justo en el momento del Big Bang, juntos, constituyéndose mutuamente, pero que, durante la explosión vivificadora del mundo, se separan y toman cada uno un rumbo en la velocidad indistinta del vacío. de ahí en adelante cada átomo tomará un curso diferente, pasará por distintas voluntades, distintas representaciones de sí, e irá acumulando karma: Hasta el encuentro, nuevamente. Un átomo enamorado quiere volver al enlace inicial, anterior a la creación del mundo. El átomo vive de tal manera que pueda reencarnar en una estudiante, y un día, en una taberna, reencontrarse con su profesor de japonés de la escuela, que lleva, en medio de lo fortuito, ese átomo al que estuvo unido, desde el principio. El amor brilla como el nirvana para Tsukiko, la protagonista de El cielo es azul, la tierra es blanca, la novela de Hiromi Kawakami, bióloga y jardinera de palabras. ¿Qué árboles son los del jardín? inquirí. Son cerezos me respondió. ¿Sólo tiene cerezos? Sí. A mi mujer le gustaban. En primavera deben de ser preciosos. Se llenan de bichos. En otoño la hojarasca cubre todo el jardín, y en invierno están tristes y marchitos.Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 45.Kawabata había dicho, cuando visitó en kimono por primera vez Estocolmo, que una de las características distintivas del arte japonés se puede resumir en una simple frase poética: «La época de la nieve, de la luna, de los cerezos en flor: entonces, más que nunca, pensamos en quienes amamos». al contemplar la belleza de la nieve, de la luna llena, de los cerezos, es decir, cuando realmente despertamos ante las bellezas de las cuatro estaciones y entramos en contacto con ellas, cuando sentimos la felicidad de habernos encontrado con la belleza, es cuando más pensamos en quienes amamos y deseamos compartir con ellos esa felicidad. Los cerezos del Maestro, como se refiere al profesor, son una belleza llena de insectos, lo que es bello, igualmente sufre, para Kawakami la belleza es frágil y la base, el fundamento de todo radica en un realidad etérea y evanescente, absolutamente incontrolable, que son los sentimientos. La novela es un álbum amatorio de imágenes, diminutas postales, que detrás llevan escritas un mensaje en caligrafía escolar, diciéndonos que la soledad es una estación inevitable, y que el amor reboza siempre hasta en el suelo blanco de la nieve.El cielo es azul, la tierra es blanca.Haikú incompleto, la novela redondea la poesía desde la precisión de lo mínimo. Es una elegía de la ausencia. Hace falta ese verso de siete sílabas para una sensación de completud, pues, su futilidad y su ayuno de adjetivos nos deja irrealizados, anhelando esa concreción de la belleza de la que no nos damos cuenta, ya está puesta sobre la mesa.Es un haikú con siete sílabas en blanco, diciéndonos, en silencio, que hace frío y que el alma se encoge con la respiración de un diálogo.Lo mínimo desata, con la precisión de la palabra, la totalidad que lo comprende. Cuando Kawakami escribe un vaso de sake sobre la mesa del comedor, la oración cobra la sensación de las cuatro patas, imaginamos la silla, un suelo, un departamento, una calle de una capital de un imperio, en un globo que gira vertiginosamente. El amor es un cerezo, y Kawakami usa la flor para hablarnos de las raíces del árbol. Su escritura es una jardinería de la representación, Kawakami es una jardinera de bonsáis, retoños de palabra que florecen en sus manos.?No son más que piedras, ¿no? ?comentó Keiko, con la expresión radiante y juvenil de siempre?. Por la forma en que las miras, juraría que ves una especie de belleza potente y añeja que irradia de ellas. Pero una piedra es una piedra... Recuerdo el ensayo de un poeta haiku, según el cual, si se observa el mar día tras día y luego se contempla un jardín rocoso de Kioto, se comprenderá el significado real de estos jardines. ?¿El mar en un jardín de piedras? Por supuesto, si uno piensa en el océano o en los grandes peñascos y acantilados, un arreglo de piedras en un jardín no pasa de ser la obra de un hombre. Kawabata, Y., Lo bello y lo triste, 2009, p.p. 171.La novela de Kawakami da la sensación de contemplar un jardín rocoso. El jardín japonés simboliza la vastedad de la naturaleza, y del corazón. Mientras el jardín occidental tiende a ser simétrico, el jardín japonés es asimétrico, porque lo asimétrico tiene mayor fuerza para simbolizar lo múltiple y lo vasto. Esta asimetría, desde luego, se apoya en el equilibrio impuesto por la delicada sensibilidad del hombre japonés. Sus imágenes son tan auténticas que parecen haber estado ahí, inmóviles, desde el comienzo de la tierra, como piedras, esforzadas por su belleza, dan cuenta que han sido ordenadas por un jardinero que ha sabido representar la dureza del agua, el abismo del mar, sus peñascos imposibles de sobrevivir, que son, en últimas, una sensación de lo sublime. Lo bello es una tranquila contemplación, un acto reposado, mientras que la experiencia de lo sublime agita y mueve el espíritu, causa un temor embriagante, como un vaso de sake en medio del invierno. El mismísimo Kant asegura que es imposible encontrar lo sublime entre las obras de arte, pero, Kawakami, como jardinera, escribe un bonsái de la naturaleza, el bonsái de una tormenta, y de una avalancha de nieve blanca. Lo sublime se insinúa, el jardín no es la naturaleza misma, pero cuando se mira, da la sensación de recrear un profundo acantilado en el que es imposible morir. Esa es la sensación inasible de leer a Kawakami. El maestro sonrió complacido y me explicó que él se limitaba a recopilar cosas que siempre habían existido. Mi problema es que soy incapaz de tirar nada añadió, mientras volvía a entrar en la otra habitación. Regresó cargado de bolsas de plástico. Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 59.De la misma manera que el jardinero de piedras recoge fragmentos que han existido por siempre y los coloca en un orden que les da sentido de nuevo, en Kawakami coleccionamos el lenguaje, palabras que parecen inamovibles, y las recopila, como el Maestro, acumulador de pequeños recuerdos que enlazan una vida de dolorosa soledad, pero de permanente belleza. Así está escrita El cielo es azul, la tierra es blanca. Era una sensación curiosa, como si me hubiera comprado un reloj nuevo y no quisiera quitar el plástico adherente que protegía el cristal [?] Cuando coincidíamos en la taberna y nos tratábamos como perfectos desconocidos, me sentía como el reloj que ha perdido el plástico adherente. Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 299. Kawakami es el testimonio de un Japón increíblemente diferente, trasformado, supremamente lejano al Tokio de Kawabata, pero sin esa banalidad consoladora de Murakami. Las imágenes de Kawakami parecen haber migrado sin la interferencia del ruido del jazz, hay una esencia en su escritura que parece reencarnada, por alguna maniobra del karma, directamente de Matsuo Bashō y de Kawabata, pues, hay una armonía dolorosa, preciosa, Kawakami es un como un árbol tupido al que vuelan las mil grullas de Kawabata al atardecer de la literatura japonesa.Eso sí, esta no es más la casa de las bellas durmientes, en donde los ancianos duermen con mujeres sedadas, en Hiromi Kawakami presenciamos una voluntad que empieza en la escritura y termina en la sensualidad, ¡las mujeres también tienen la vocación de la soledad!El coche del tabernero era un turismo blanco. No tenía nada que ver con los modelos aerodinámicos que circulan por la ciudad hoy en día. Era un sencillo coche viejo y compacto de los que solían verse antes. Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 339.Podemos hablar de la novela misma como del coche blanco del tabernero. La de Kawakami no es literatura aerodinámica, como los catálogos de autos BMW y Audi de los que habla Murakami, se trata de un viaje disminuido por la belleza del paisaje. Con la frescura de una primavera que no es una vejez ni una añoranza de una literatura del pasado, de la vieja tradición japonesa, se trata más bien un circulo de estaciones de la literatura japonesas, en donde Kawakami es una nueva primavera, sus flores son realmente esbeltas.Este termo me lo regaló un alumno. Es una antigualla fabricada en América, pero es de mucha calidad. El agua de ayer todavía se mantiene caliente. Kawakami, H., El cielo es azul, la tierra es blanca, 2001, p.p. 102.Ahora, la traducción de la editorial catalana Acantilado logra que el español sea ese recipiente metafórico del Maestro, en donde el lenguaje permanece como el agua caliente, así mismo, las imágenes permanecen fuertes, sin el enfriamiento de la traducción, conservada, sin la contaminación aparente de una lengua radicalmente extranjera. Casi, podemos leerla con la misma limpidez que leemos los poemas sagrados del sacerdote Dôgen:En primavera, flores de cerezo; en verano, el cuclillo. En otoño, la luna, y en invierno, la nieve fría y transparente.________________________________________KAWAKAMI, H., al cielo es azul, la tierra blanca, en la traducción de Marina Bornas Montaña, 2011; Barcelona, Acantilado.
De primeras, intriga que la editorial no proporcione una sinopsis sobre esta historia, la verdad; no sería justo que yo sí lo hiciera pero, como creo que no desvirtúa la novela saber algo, solo os diré que tenemos dos personas, que se llevan treinta años de diferencia ya que él fue su profesor de japonés en el instituto, y a ella, nuestra narradora, le sorprende encontrárselo un día en un bar, solo, como ella está; a partir de ahí empezarán a tener encuentros no premeditados, llenos de conversaciones, silencios, compartiendo más de lo que ellos mismos piensan. Nosotros iremos disfrutando de esas escenas que Tsukiko nos cuenta, de lo que implican en su vida, en la historia y en ellos como personas. Mientras leía sabía que eran personajes pero a medida que avanzaba en mi lectura, se iban haciendo más reales para mí, más cercanos.Es una de esas historias pequeñas que se construyen a partir de un encuentro. El libro acaba resultando una historia de amor pausada, tranquila, diferente y, para mí, inesperada en cierta manera. Sé que es lo que es porque el subtítulo ya me lo indica pero, realmente, no he tenido la sensación de que me llevara por ahí. Es la historia de alguien que se encuentra con alguien, y siente compañía dentro de sus diferencias. Podría hablaros de muchos temas distintos tras esta lectura: el texto, los personajes, las palabras, la vida, la verdad, la mentira, el amor, la compañía, la soledad, las expectativas, el significado de las cosas, cómo es él (ese profesor de casi setenta años, solitario, inteligente, tranquilo, a quien le gusta beber tanto como a ella), cómo es ella (38 años, solitaria, rara, extraña, seria y, curiosamente, íntima y sensible, a la que también le gusta beber), cómo son ellos juntos, cómo es su vida antes y después... Me ha gustado porque el ritmo es pausado, no tanto por el texto o la lectura sino por el devenir de la historia; yo diría que es fluía pero pausada, y no me cuenta nada extremo, radical, no rompe ni hastía. he leído el texto como si sus palabras me acariciaran. Estas historias pequeñas me gustan. No he llegado a llorar pero lo podría haber hecho; creo que tiene mucho sentimiento el libro y mantiene siempre al lector en un nivel de atención y sensaciones alto. Ha sido maravillosa.Como os he dicho, creía que iba a ser un texto un poco más pesado de leer pero es muy fluido, muy fácil y se lee con rapidez. Hay que leer entre líneas para hacerte una composición de todo, ya que parece que dice poco pero en el fondo nos están contando muchas cosas. Pocos personajes, muy reservados, sin grandes diálogos pero esenciales. Hay radica la magia de esta historia.Me gustaría destacar la simbología de la bebida que yo he percibido en la novela. Si tradicionalmente la bebida tiene un significado social, en la que se comparte algo con más gente, en esta novela el sake se relaciona con soledad, ya que la bebida la comparten con ellos mismos; desde el comienzo, cuando coinciden, ellos beben, juntos, pero lo hacen de manera individual, no como acto social, no para compartir. Esto puede que os parezca una tontería pero para mí ha sido muy significativo en la manera que tienen de interactuar.Personalmente, no he llegado a entender a la protagonista; puedo sentir su soledad, esa frialdad en la que vive, esa distancia que pone con la gente; puedo sentir todo eso, pero no llego a entenderla: ¿por qué es así? ¿qué la motiva? ¿por qué tiene esa necesidad de mentir, de esconderse tras las palabras? Me ha resultado alguien muy distante y eso ha hecho que me cuestione muchas cosas. En una conversación que mantiene con una persona, ella se dice a sí misma «estaba haciendo un gran esfuerzo por esconder mis opiniones», frase que define al personaje, que nos indica cómo es ella, excepto cuando está con él. Y yo me vuelvo a preguntar: ¿por qué actúa así? ¿por qué se deja llevar? ¿por qué parece que nunca hace lo que realmente quiere hacer? ¿por qué parece que nunca dice lo que realmente quiere decir?En resumen, me ha gustado mucho, la he disfrutado muchísimo y se merece una relectura para volver a disfrutar de esos pequeños detalles que la autora nos proporciona como pinceladas de un lienzo mayor que ese esa relación que aparece para dar sentido a todos los silencios, a todas las carencias y a todos los porqués.Solo decir que el título original tiene más sentido en el conjunto global de la historia: El maletín del maestro. Enlace: https://millibrosenmibibliot..
-¿Adónde iríamos tú y yo solos, Tsukiko? -Con usted iría al fin del mundo, maestro- grité.El cielo es azul, la tierra blanca, cuyo título original fue El maletín del maestro, es una novela de la escritora japonesa Hiromi Kawakami y obtuvo el Premio Tanizaki en 2001. Kawakami, nacida en 1958, debutó como escritora en 1994 y ganó el Premio Akutagawa en 1996.No conozco la literatura japonesa más allá de Murakami. No sabría decir qué me atrajo de este libro, si bien, en mi opinión, la literatura japonesa nos llama la atención por lo distinta que es de la nuestra, nos parece exótica.Es esta una historia tranquila que no por eso nos resulta aburrida. Se lee con facilidad, todo seguido, más que por la intriga que pudiera causarnos, por el desarrollo de la historia: en realidad desde el principio intuimos cómo va a acabar.Tsukiko es una joven de aproximadamente treinta años, oficinista, sin ambiciones ni aficiones distintas de ir a una taberna a beber. Allí encuentra a su maestro de lengua japonesa del instituto. Primero le observa y se da cuenta de que comparten los mismos gustos en cuestión de bebida y de comida. Se saludan y empiezan a verse, siempre casualmente, para beber y comer: cerveza, sake? borracheras juntos. Se diferencian en que ella no es muy culta ni especialmente brillante, mientras que él le habla de cualquier tema y le recita haikus que sabe de memoria: el maestro es anticuado, seguidor de las costumbres japonesas, mientras que ella, de vez en cuando se muestra más moderna, con las normas menos arraigadas.La relación que entablan es una amistad real, profunda basada en la casualidad de encontrarse o no, con interrupciones en el tiempo, compartiendo momentos, copas y paseos: Nos encontrábamos por casualidad, paseábamos juntos por casualidad y bebíamos sake por casualidad. Cuando le hacía una visita en su casa, me presentaba sin previo aviso. A veces estábamos un mes entero sin vernos.La acción se desarrolla en Tokio, aunque nunca se mencione, si bien el libro nos describe con detalle los distintos paisajes a los que se mueven nuestros protagonistas. La cultura japonesa da mucha importancia a la naturaleza como reflejo de los estados de ánimo. Son bellísimos los fragmentos en que se detalla la furia de una tormenta, el paisaje de una isla, el vuelo de las flores de los cerezos, el sabor de una seta.El agua es asimismo muy importante. Observamos que cuando Tsukiko está desorientada o perdida viaja sin parar a distintos balnearios en busca de sí misma, en busca de respuestas: Y así, sin rumbo, visité varios lugares. El agua es un elemento purificador.El ritmo es igual a la historia que nos relata: contenido, sin que yo lo llamara lento. Bellísimo, lírico, poético, profundo. El lenguaje de esta novela es plástico, evocador y melancólico, como la propia historia.Si bien se subtituló, con poco acierto, en mi opinión, una historia de amor, yo diría que es una historia de soledad. Los dos protagonistas están absolutamente solos, no tienen relación ninguna con sus familias o con amigos. Son dos personas andando por la ciudad a la deriva que en determinadas ocasiones y en determinados momentos chocan uno contra otro y se juntan para volver a separarse después. Salí a la calle. Quería comprobar que no estaba sola en el mundo y que no era la única que se sentía angustiada. Pero era imposible saber cómo se sentía la gente que pasaba por la calle. Cuanto más lo intentaba, más difícil me parecía. Están incomunicados y aislados del resto del mundo y poco a poco vamos intuyendo una historia de amor, apenas imaginada. En cualquier caso, El cielo es azul, la tierra blanca no es cursi, no da lugar a cursiladas. El amor que nos presenta la autora es muy japonés, sin relatos estereotipados y muy púdico.La narradora es Tsukiko que se interrogará sobre sus sentimientos, su soledad y de la que no sabemos nada fuera de su historia con el maestro. Solo en una ocasión visita a su familia y se arrepiente de hacerlo. A través de ella, el maestro nos cuenta la historia de su mujer, muy rara, excéntrica, infiel, loca.Este bello fragmento resume perfectamente la historia de El maletín del maestro: Intenté recordar cuándo el maestro y yo empezamos a hacernos amigos. al principio era solo un conocido, un anciano que había sido mi profesor en el instituto. Aparte de las escasas palabras que intercambiábamos, apenas me fijaba en él. Era una vaga presencia que bebía en silencio en la barra, sentado a mi lado. Lo único que me llamó la atención desde el primer momento fue su voz [...] En algún momento más adelante, al sentarme a su lado empecé a notar la calidez que desprendía. Su presencia dulce y afectuosa se filtraba a través de la tela de su camisa almidonada. Era caballeroso y tierno a la vez. Enlace: HTTP://CITAENLAGLORIETA.COM
El amor duele. Joven o viejo Durante el otoño. Durante el otoño Joven o viejo El amor duele Con este Haiku, pretendo un mínimo homenaje a la historia de desencuentro, o encuentro casual, de dos seres auto condenados a transitar por la soledad compartida de una sociedad indiferente. Las letras de Kawakami, fiel reflejo de un estilo japonés, de saltos temporales, de trazos descriptivos, que refuerzan el apego de los japoneses por el naturalismo y el más que correcto uso del lenguaje. Alejado del frío, burdo, o directo lenguaje occidental, crea una entrañable historia que discurre como el aleteo de una mariposa, con la musicalidad del canto de una cigarra, con el frágil, gracioso y firme movimiento de las manos de una Geisha. El cielo es azul y la tierra blanca . Pero podría ser a la inversa El profesor y Tsukiko , nos ofrecen una lección, de la nobleza de un amor que como las flores desérticas pueden florecer una sola vez,pero lo hacen con una belleza lenta y discreta. Destinada a perdurar en la memoria Sazonada con la disímbola comida japonesa y ebrios de sake, incitan a embriagar nuestros sentidos, con el lento pero persistente fluir de un sentimiento imparable, inevitable e incuestionable. Dos personajes únicos, que crean una unidad muy personal. Sin resaca, pero con el paladar henchido de sabor... así he terminado. Desando no haberlo hecho,
Me dirigía a él como «maestro» para disimular que no recordaba su nombre. Desde ese momento, siempre ha sido «el maestro». ~ El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami.Me cuesta pillarle el punto a la novela asiática. Lo reconozco. Y esta no ha sido es una excepción. La historia se centra en una joven que un día se encuentra con su maestro del colegio en un bar. A partir de ese momento comienzan a coincidir y entre ellos va surgiendo una relación por momentos me ha resultado muy incómoda tanto por los diálogos como por el trato que existe entre ellos. Son dos personas solitarias que llenan sus vacíos a punta de sake y de comida ?¡madre mía, cómo beben!? e intentan mantener su independencia o por lo menos no dejar entrever sus sentimientos. Los acompañamos en sus andanzas y quedadas y siempre desde el punto de vista de la joven que es quien nos narra la historia.Lo dicho, ni chicha ni limonada. Es que no acabo de empatizar con este carácter que le imprimen a los personajes de las novelas asiáticas que me parecen fríos e impasibles y que, desde luego, ven la vida desde una óptica más, no sé cómo decirlo, protocolaria quizá sea la palabra.

Comentarios de lectores del libro El cielo es azul, la tierra blanca

Me pareció una historia sencilla y cautivadora, que se presenta sin sobresaltos y con una narración lírica. Seguro añadiré otras obras de la autora a mis libros por leer.

Autor del comentario: EPIA.MEI
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Sencillamente delicioso. Me ha sorprendido la capacidad de la autora para describir sabores enmarcando esta especial historia de amor.

Autor del comentario: MORALEDA
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Bastante flojo y soso a mi gusto. Se me hizo pesado a pesar de ser solo 135 páginas.

Autor del comentario: MAMBIKI
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A mi parecer se trata de un libro encantador, fresco y detallista, que por lo general se hace bastante ameno. Me alegra haber descubierto este libro porque tiene un no sé qué que lo hace especial, (que no perfecto).Añadiendo un contra, diría que el final es un poco precipitado y sabe a poco.

Autor del comentario: 01101
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Este libro me recuerda a un adorno. Muy bonito en la forma, pero vacío de contenido.No había leído nada de la autora, pero indudablemente escribe muy bien. La novela está muy equilibrada y el ritmo de la narración es correcto. Los elementos descriptivos son utilizados con acierto y están presentes en un número adecuado. Esta escrito de forma simple y llana, aunque no exenta de lirismo y armonía. Además me maravilla el hecho de que la autora sea capaz de construir un argumento a base de trivialidades contadas con delicadeza y de forma muy sutil. El problema empieza con la historia. En realidad no hay una historia, propiamente dicha, si no un cúmulos de hechos y circunstancias que, narradas por la protagonista, les ocurren a los personajes. El carecer de algo que contar, hace que la novela no acabe de engancharte y cueste más de leer.Los personajes son el siguiente problema. El Maestro es el estereotipo clásico de profesor en Japón. Un hombre cultísimo que no hace más que corregir y aleccionar a Tsukiko. Ésta por su parte, te resulta una mujer insatisfecha que ha llegado a ese punto gracias a su comodidad y estupidez. Ambos protagonistas me resultaron igual de irritantes. Y, quizás por eso, la historia que surge entre ellos me resulta artificial e inverosímil. Tanta educación y falta de espontaneidad hace que te sea difícil concebir cualquier tipo de relación.El último problema al que me refiero es el final. Es abrupto, previsible y, aunque sospecho que es metafórico, no te sirve para encajar las piezas en el puzzle, si no para confundirte más.En resumen, estamos ante una novela agradable de leer, pero cuyo contenido deja mucho que desear. Es menos densa que otras lecturas procedentes del Japón, pero no consiguió llenarme, ni atraparme. Y, por supuesto, no la recomendaría especialmente.

Autor del comentario: REAH_29
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Qué pena, esa historia que prometía tanto. Esos dos solitarios, la diferencia de edad. Pero no he conseguido conectar con ellos. Me he quedado fría, distante. Me llevo algún párrafo y en especia un pasaje sobre la soledad de la protagonista femenina. Pero con tanta falta de empatía y a pesar de que no creo que sea un mal libro, no puedo darle más puntuación. Para mí la lectura es cuestión de feeling.

Autor del comentario: ANEROL1977
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El libro es un remanso de pureza.Bella literatura que deja en el lector irrefrenables sensaciones: Amor, delicadeza, sensibilidad...Preciosismo artístico plagado de destellos poéticos.Una serena travesía hacia lo sencillo, lo cuidado y lo cristalino.Y es que en muchas ocasiones las relaciones son así: Como un relente templado, en lo que lo cabal se hace invisible.O como un mundo interno del revés, en el que apenas una "r" y una "a" separan las palabras "te amo" de la palabra "temor".La leí con suma delectación.

Autor del comentario: LITUMA73
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Encantadora, delicada y muy amena historia de un amor en apariencia inverosímil.

Autor del comentario: ERIKRAUL31
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Preciosa historia de amor, pero que también nos habla del miedo y de la soledad. Dos cáscaras de nuez a la deriva buscando un remanso en tierra firme al que anclarse. Lenguaje sencillo y simple pero que transmite pura poesía.

Autor del comentario: ELENALEMON
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El azar vuelve a unir a Tsukiko, que bordea los cuarenta, con su maestro de japonés de la infancia. Su reencuentro en un bar les hace iniciar una relación no del todo convencional en la que van tanteándose, respetuosos cada uno del espacio del otro, alejándose, acercándose y ayudándose a mitigar una soledad que parece una parte constituyente de sí mismos, sin presiones, sin expectativas. Extrema sencillez en cuanto a personajes, lenguaje, trama, si es que la hay más allá de una sucesión de momentos y anécdotas significativas (unas pilas sin batería, un juego de azar)… Sólo un hombre y una mujer que, pese a su diferencia de edad y sin tener aparentemente nada en común, descubren mucho el uno del otro y de sí mismos, disfrutan de la compañía, de la comida (cuidadosamente preparada) y sobre todo de la bebida (el alcohol tiene suma importancia en estas páginas), de la visita a un mercado o de una excursión al bosque a por setas. Se revela así una muy particular historia de amor que ahonda en el sentimiento de desconexión y rechazo de los compromisos, la incapacidad de establecer vínculos con otras personas, propiciada por una contemporaneidad alienante que sólo entrevemos de perfil; trabajo extenuante que no ha emancipado necesariamente a las mujeres, gente que no tiene vida propia, una fragilidad interior apenas contenida… frente a esto, son los instantes banales lo que interesa contar aquí, lo que permite a la protagonista salirse de ese camino trazado donde no se encuentra cómoda, y a su viejo maestro, cerrar o superar un pasado doloroso de abandono, estar en paz con los suyos.La timidez y el carácter infantil de Tsukiko, una niña en cuerpo de adulta, contrasta con la seriedad pícara, el estilo anticuado de él, un humor discreto con el que le toma el pelo (una discusión por un motivo tan tonto como un partido de béisbol, por ejemplo) y con un elemento icónico; ese maletín cuyo contenido sólo lo conoceremos al final y que condensa un ambiguo significado. Nunca han dejado de ser del todo maestro y alumna, por eso el nombre propio resulta superfluo, es “el maestro” y nada más. Se desprende de ahí la importancia de las jerarquías, ciertos aspectos de la idiosincrasia, como el civismo en cuestiones de limpieza. Tiene peso la descripción, pero sin un intento evidente de poetizar: gastronomía, animales y naturaleza, fenómenos meteorológicos, la luna, el cielo, también los objetos cotidianos, gestos y palabras… Todo aquello, en fin, que normalmente se nos pasa por alto, pero que aquí es la materia fundamental de una novela vacía, pero que está llena de cosas, de vida, que habla de cómo habitamos, estamos en el mundo y nos relacionamos con él, algo tan simple y tan complicado, y lo hace con distancia, con pudor y con una sensibilidad exacerbada a la vez. Finalmente, se acepta una idea cercana al karma y a la reencarnación que conecta con un ciclo natural, de destinos que no pueden huir uno del otro. La aceptación, por fin, de una realidad, la de la muerte, que se superpone con una dimensión onírica. Y una idea del amor como reconciliación con el mundo, sucesivas etapas que no excluyen la de la sensualidad, que nos puede chirriar entre una mujer joven y un anciano.

Autor del comentario: JACKNICHOLSON
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Es un libro entretenido que trata del amor entre dos personas de distinta edad , con una cadencia lenta pero de una belleza nueva y fresca .

Autor del comentario: VERITAS
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Una historia pequeña, contada a un ritmo lento, que se recrea en los pequeños detalles. Rasgos estos comunes a varias de las obras japonesas que he leído. Pero esta novela, aunque fácil y agradable de leer, me ha parecido poco interesante.

Autor del comentario: DAISY
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Es un una lectura que inspira tranquilidad, muy bien estructurado y nos introduce en las mentalidad nipona. Si conoces un poco de sus costrumbres y de Tokio disfrutas un poco mas de su lectura.

Autor del comentario: CARLOS10COM
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En su sencillez reside su belleza. Sin embargo, he encontrado puntos comunes y por tanto no novedosos a otras novelas japonesas

Autor del comentario: ISNIGA
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Me pareció una historia sencilla y cautivadora, que se presenta sin sobresaltos y con una narración lírica. Seguro añadiré otras obras de la autora a mis libros por leer.

Autor del comentario: EPIA.MEI
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Sencillamente delicioso. Me ha sorprendido la capacidad de la autora para describir sabores enmarcando esta especial historia de amor.

Autor del comentario: MORALEDA
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Bastante flojo y soso a mi gusto. Se me hizo pesado a pesar de ser solo 135 páginas.

Autor del comentario: MAMBIKI
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A mi parecer se trata de un libro encantador, fresco y detallista, que por lo general se hace bastante ameno. Me alegra haber descubierto este libro porque tiene un no sé qué que lo hace especial, (que no perfecto).Añadiendo un contra, diría que el final es un poco precipitado y sabe a poco.

Autor del comentario: 01101
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Este libro me recuerda a un adorno. Muy bonito en la forma, pero vacío de contenido.No había leído nada de la autora, pero indudablemente escribe muy bien. La novela está muy equilibrada y el ritmo de la narración es correcto. Los elementos descriptivos son utilizados con acierto y están presentes en un número adecuado. Esta escrito de forma simple y llana, aunque no exenta de lirismo y armonía. Además me maravilla el hecho de que la autora sea capaz de construir un argumento a base de trivialidades contadas con delicadeza y de forma muy sutil. El problema empieza con la historia. En realidad no hay una historia, propiamente dicha, si no un cúmulos de hechos y circunstancias que, narradas por la protagonista, les ocurren a los personajes. El carecer de algo que contar, hace que la novela no acabe de engancharte y cueste más de leer.Los personajes son el siguiente problema. El Maestro es el estereotipo clásico de profesor en Japón. Un hombre cultísimo que no hace más que corregir y aleccionar a Tsukiko. Ésta por su parte, te resulta una mujer insatisfecha que ha llegado a ese punto gracias a su comodidad y estupidez. Ambos protagonistas me resultaron igual de irritantes. Y, quizás por eso, la historia que surge entre ellos me resulta artificial e inverosímil. Tanta educación y falta de espontaneidad hace que te sea difícil concebir cualquier tipo de relación.El último problema al que me refiero es el final. Es abrupto, previsible y, aunque sospecho que es metafórico, no te sirve para encajar las piezas en el puzzle, si no para confundirte más.En resumen, estamos ante una novela agradable de leer, pero cuyo contenido deja mucho que desear. Es menos densa que otras lecturas procedentes del Japón, pero no consiguió llenarme, ni atraparme. Y, por supuesto, no la recomendaría especialmente.

Autor del comentario: REAH_29
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Qué pena, esa historia que prometía tanto. Esos dos solitarios, la diferencia de edad. Pero no he conseguido conectar con ellos. Me he quedado fría, distante. Me llevo algún párrafo y en especia un pasaje sobre la soledad de la protagonista femenina. Pero con tanta falta de empatía y a pesar de que no creo que sea un mal libro, no puedo darle más puntuación. Para mí la lectura es cuestión de feeling.

Autor del comentario: ANEROL1977
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El libro es un remanso de pureza.Bella literatura que deja en el lector irrefrenables sensaciones: Amor, delicadeza, sensibilidad...Preciosismo artístico plagado de destellos poéticos.Una serena travesía hacia lo sencillo, lo cuidado y lo cristalino.Y es que en muchas ocasiones las relaciones son así: Como un relente templado, en lo que lo cabal se hace invisible.O como un mundo interno del revés, en el que apenas una "r" y una "a" separan las palabras "te amo" de la palabra "temor".La leí con suma delectación.

Autor del comentario: LITUMA73
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Encantadora, delicada y muy amena historia de un amor en apariencia inverosímil.

Autor del comentario: ERIKRAUL31
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Preciosa historia de amor, pero que también nos habla del miedo y de la soledad. Dos cáscaras de nuez a la deriva buscando un remanso en tierra firme al que anclarse. Lenguaje sencillo y simple pero que transmite pura poesía.

Autor del comentario: ELENALEMON
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