En este retrato de las áreas más lóbregas de Londres, Drover, un conductor de autobús comunista, ha sido sentenciado a muerte por matar a un policÃa en un disturbio polÃtico. Drover confiesa haber matado al policÃa porque pensaba que iba a golpear a su esposa. Una ironÃa amarga revolotea sobre las posteriores batallas para salvar a Drover de la muerte.