En su mente habÃa demasiadas cuestiones que no podÃa explicar, cosas que aún no le habÃa admitido ni siquiera a ella. Por ejemplo, la cuestión de su visita a Foralie, y aquél momento en particular en el que pudo atravesar la puerta, que algunos de los más grandes Graeme, como los hermanos Ian y Kensie, los tÃos gemelos de Donal Graeme, ordenaran cegar desde el alféizar hasta el dintel y de lado a lado. Tal como ocurriera con ellos, los descalzos pies de Hal se posaron en el alféizar y la parte superior de su cabeza rozó el dintel. Mas, a diferencia de ellos, sus hombros no tocaron los marcos del costado. Quizá, una vez que recobrara su salud y con algunos años más de crecimiento por delante, tal cosa también pudiera ocurrir. No importaba. Lo que sà importaba era el repentino e intenso sentimiento de unión con los Graeme.