Abrió la puerta, apagó las luces y salió fuera del edificio. Soplaba una fresca brisa. El laboratorio estaba instalado en un lugar solitario. Las luces de la ciudad se divisaban a cosa de quinientos metros de distancia. Rogan tenÃa que celebrar una entrevista con determinada persona, en un edificio discreto, convenido de antemano, y no era necesario que usara su aeromóvil para desplazarse. PodÃa caminar perfectamente a pie y, por otra parte, su llegada despertarÃa menos atención todavÃa. La noche habÃa caÃdo hacÃa ya bastante rato. HabÃa un estrecho sin iluminar, pero el resplandor de los faroles lejanos permitÃa ver la ruta sin dificultad alguna. Un soplo de aire fresco y húmedo le dio en el rostro y Rogan confió en que la lluvia esperase lo suficiente para llegar a su destino sin mojarse.