Sergio Branell suspiró, mientras hacÃa saltar en la palma de la mano su última moneda de cinco «solares». Las cosas le habÃan ido mal en los últimos tiempos, era preciso reconocerlo, si bien Sergio poseÃa la suficiente sensatez como para admitir que buena parte de su actual situación era debida, en parte, a culpas propias.
Pero lamentarse de lo ocurrido no le servirÃa de nada. Los recuerdos, buenos o malos, no daban de comer.