Pasmado de asombro, Jones contempló la serie de nichos en que se realizaban las operaciones de duplicación de las personas. En el primero que habÃa a su derecha, junto a la puerta, divisó un glóbulo de una sustancia amarillo rosada, no mayor que su puño, situado sobre un pequeño pedestal, en forma de cuenco, que contenÃa un poco de lÃquido transparente. El siguiente nicho era idéntico, pero el glóbulo tenÃa ya un tamaño mayor. En la tercera oquedad, el glóbulo parecÃa una pelota de fútbol. En el quinto nicho, empezaban ya a adivinarse las formas de un ser humano. Y asÃ, por etapas sucesivas, se estaba formando un doble, que ya tenÃa enteramente figura de persona en el penúltimo nicho. El último, sin embargo, estaba vacÃo.