«Lo primero que hay que observar es la fuerza del sentimiento regional y municipal. España es el paÃs de la “patria chica”. Cada pueblo, cada ciudad, es el centro de una intensa vida social y polÃtica. [Â…] Asà pues, el principal problema polÃtico ha sido siempre el de alcanzar un equilibrio entre un gobierno central eficaz y los imperativos de la autonomÃa local. Si en el centro se ejerce una fuerza excesiva, las provincias se sublevan y proclaman su independencia; si esa fuerza es insuficiente, se retiran sobre sà mismas y practican una resistencia pasiva».