Después de todo, por muy sinceros que hayan sido mis esfuerzos en pro de la Ahimsa (No violencia y Amor), siguen siendo imperfectos e inadecuados. Por tanto, los pequeños fugaces vislumbres que he podido tener de la Verdad apenas pueden dar una idea del indescriptible esplendor de la misma, que es un millón de veces más intenso que el del sol que vemos cada dÃa con nuestros ojos. De hecho, lo que yo he captado es tan sólo el más débil atisbo de ese poderoso resplandor. Pero puedo decir con seguridad, como resultado de todos mis experimentos, que una visión perfecta de la Verdad sólo puede ser la consecuencia de una realización completa de la Ahimsa