La Revolución no es un tema de la Historia como otros pues constituye un patrimonio polÃtico y moral, más que una curiosidad intelectual. A tal punto que, si reconocemos que hay tantas historias de una revolución como familias polÃticas obligadas a definirse con respecto a ella, todas estas historias ofrecen a través de sus opiniones opuestas una obsesión común: el aniversario de un punto cero. En consecuencia, la lÃnea divisoria en la historiografÃa de la Revolución no es, en términos intelectuales, aquella que separa polÃticamente, sino la que enfrenta a la historia conmemorativa con la historia conceptual: Michelet y Tocqueville en nuestro caso.
Partiendo del ejemplo de la Revolución Francesa, François Furet trata de comprender en qué forma se puede elaborar una historia conceptual de la Revolución. Devolver a ésta la frescura creadora de su propia dinámica y descubrir lo que el acontecimiento presenta como radicalmente nuevo o la continuidad que se asume bajo las apariencias de la ruptura, presupone reconstituir el objeto de estudio diferenciándolo de un desarrollo lógico que lo incluirÃa fatalmente. Una de las dificultades mayores para el historiador es escapar al cautiverio de la seducción revolucionaria o contrarrevolucionaria, no identificarse con el discurso de la época cuestionada.
Asà pues, François Furet investiga un fenómeno particular, la Revolución Francesa, pero, preocupado por la producción de conceptos cientÃficos, su ensayo apunta más allá: a la ideologÃa de la revolución. Al hacerlo asÃ, Furet se aparta de la interpretación dominante, marxista, de la Revolución, que considera ésta como como un hecho exclusivamente económico-social derivado de la lucha de clases, y pasa a fijarse en el problema de la cultura polÃtica.
Recuperando, en parte, los trabajos del injustamente olvidado Augustin Cochin, Furet defiende la idea de una revolución de las elites, iniciada en 1787, que se habrÃa visto frustrada por el Terror de 1793 —cuyos orÃgenes y antecedentes sitúa Furet en fecha tan temprana como 1789
—, al tiempo que señala «una posible consonancia entre el Terror y la Revolución en su totalidad».
No sin polémica, los libros de Furet sobre la Revolución francesa han creado escuela, siendo muchos los historiadores que hoy siguen sus lÃneas metodológica y de investigación.