En 1930, el fÃsico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una diminuta partÃcula que se emitirÃa en ciertas transiciones radiactivas: no tendrÃa carga ni prácticamente masa, y apenas interaccionarÃa con la materia. Pero ¿cómo detectar esa partÃcula fantasma?Fue Enrico Fermi quien la bautizó como neutrino, y hoy sabemos que billones de estas partÃculas extraordinarias, reliquias del Big Bang generadas constantemente por el Sol y otras estrellas, atraviesan la Tierra como si no hubiera nada. «Si nuestros ojos fueran capaces de ver los neutrinos —escribe Close—, la noche serÃa tan brillante como el dÃa: los neutrinos del Sol lucen con la misma intensidad durante el dÃa y durante la noche».En este relato fascinante, Frank Close nos explica los primeros indicios teóricos que confirmarÃan la esencia de tal partÃcula, asà como los sucesivos esfuerzos para capturarla y comprenderla. La historia de su descubrimiento no solo involucró a personajes variados, sino que también exigió litros de lÃquido de limpieza en los depósitos subterráneos de minas situadas a gran profundidad. Por diminutos que sean, los neutrinos traen información sobre remotas estrellas y galaxias desde las profundidades, y hoy ya existe una rama entera de la astronomÃa consagrada a su estudio, pues a través de ellos ha sido posible explorar los primeros momentos del Universo.