Los hermanos Ferran y Josep Torres –quienes se conocieron en Gracias por la propina– ahora son amos de una cafeterÃa potencialmente conflictiva. Entre sus clientes hay personajes tan significativos e incompatibles como por ejemplo el comisario Bernardo del RÃo (famoso por sus excesos en los interrogatorios) y el catedrático de estética Enrique Mara, figura mitificada por las izquierdas clandestinas. A pesar de estas figuras, la sangre no hubiera llegado al rÃo, si después de un atentado fallido, el anarquista Quim Gibrés no se hubiera refugiado en la cafeterÃa de los Torres y en un minuto hubiera cambiado, hacia una dirección muy peligrosa, el destino de los dos hermanos. Y aún más, cuando el comisario empieza a acudir cada noche a jugar póquer a la cafeterÃa. De todas maneras éste no es el único secreto que los hermanos Torres guardan al comisario.