Debe de haber millones de chicos como yo. Me volvÃa loco una compañera del instituto, tenÃa mis diferencias con mi padre y, siendo sincero, los estudios no eran precisamente mi prioridad. Un escenario bastante tÃpico para un adolescente. Sin embargo, algo increÃble me enseñó que estaba equivocado, que después de todo yo sà era especial, de un modo que no se puede explicar sin comenzar por la noche en que conocà a dos niñas gemelas que cambiaron mi vida para siempre. Aquella noche yo estaba desnudo, rodeado de gente en un museo. Aunque parezca mentira, todo empezó en un sueñoÂ…