Una reedición de unos cuentos prescindibles. La visión del autor del mundo es muy anticuada. Aburrido, con giros mal hechos y finales absurdos.
Comentarios de lectores del libro El vigilante del fiordo
Devoro en un día "El vigilante del fiordo" de Fernando Aramburu. Con una escritura brillante, el autor, a través de 8 cuentos, perfectos en su puesta en escena, espeluznantes en su contenido y terriblemente lúcidos en su fondo, nos muestra cómo la violencia y el sufrimiento afectan a la vida. Preciso y muy bueno.
Autor del comentario: AMAYA PUJANA LEVY
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Devoro en un da "El vigilante del fiordo" de Fernando Aramburu. Con una escritura brillante, el autor, a travs de 8 cuentos, perfectos en su puesta en escena, espeluznantes en su contenido y terriblemente lcidos en su fondo, nos muestra cmo la violencia y el sufrimiento afectan a la vida. Preciso y muy bueno.
Autor del comentario: AMAYA PUJANA LEVY
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Varios relatos cortos, algunos mejor que otros, que se leen cómodamente pero que, en mi opinión, no llegan al notable.
Autor del comentario: BONOSOENEA
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Cuentos con fondo y sentimiento, fáciles de leer.
Autor del comentario: LUISROMAN
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Leo con interés los ocho relatos breves que integran este libro y que hablan de sentimientos, de dolor por la pérdida, de sufrimiento y sobre todo de terrorismo. Los mejores, "Carne rota" y el que da título al libro.
Autor del comentario: MAIFERTA
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Extraordinario conjunto de ocho cuentos. Oscilan de buenos a muy buenos. Los muy buenos son: "El vigilante del Fiordo"(un enfermo mental por un atentado que sufrió su madre viaja con la imaginación a los fiordos noruegos para vigilar a unos terroristas), "Mi entierro"(el protagonista es consciente de cómo fallece), "Chavales con gorra"(angustia de una pareja vasca por ser perseguidos en España), "Carne rota"(crudas vivencias de los atentados de Atocha) y "Lengua cansada"(incidentes de un padre y su hijo en un cámping). El resto no desentona, con un reencuentro entre ancianos no casual ("Nardos en la cintura"), un dibujo de la sociedad violenta e individualista ("Mártir de la jornada") y un fantasma en una estación que refleja de nuevo una sociedad urbana alienada ("La mujer que lloraba en Alonso Martínez").
Autor del comentario: ARCO76
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