Labarca se interna en la mente humana con personajes afligidos por trastornos que la sociedad imprime en ellos. También sucumbe ante las conductas anormales que influyen en su percepción de los personajes literarios. Especialmente seres marginales que suelen ser turbios e inadaptados; explotando la hipocresÃa social y el rechazo de lo normativo. La crueldad de sus análisis y la evasión de todo sentimentalismo, a veces rozan con lo morboso. Sus personajes, muy bien caracterizados, suelen estar cerca de la psicopatÃa y se articulan en el lÃmite entre el bien y el mal. Su concepto sobre el ser humano es sombrÃo. La visión de la realidad que se desprende de estos relatos es depresiva y desnuda la esencia de la ambigüedad moral. Al leer cada relato el lector se encuentra con un mundo opresivo, irracional y original. Sus herramientas literarias marcan la tensión y el peligro en cada una de sus historias. A pesar de autodefinirse como narrador de ficción emotiva, sus lecturas causan escalofrÃos mezclados con placer. Tiene el magnetismo para envolver al lector en el peligro de sus imaginarios, que a ratos rondan con el sadismo. Su penetración psicológica se debe al logro de sus narraciones con tramas bien elaboradas, que otorgan a su escritura un significado simple y complejo a la vez.