Se dice (no sé si es una leyenda) que cuando murió Miguel Hernández, resultaba imposible cerrarle los ojos. Son esos mismos ojos grandes, brillantes como esferas de vidrio, que hemos visto representados en tantos retratos. En uno de sus últimos poemas, escrito en la cárcel y no recogido en ningún libro, escribe: 'Yo que creà que la luz era mÃa / precipitado en la sombra me veo'. Pero el poema (y con él, la Obra poética completa del poeta) termina con estos versos: 'Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida'.Federico Bravo Morata nos aporta una biografÃa del poeta desde sus primeros años hasta su muerte en 1942. Alterna los sucesos históricos, los hechos personales en la vida de Miguel Hernández, con un gran número de poesÃas del propio Miguel, comentadas y analizadas por Bravo Morata.Tal vez sea hoy una biografÃa a la que le faltan ciertos detalles de la vida de Hernández, como su vida amorosa al margen de Josefina Manresa, como MarÃa Cegarra, Maruja Mallo, quizá todavÃa se conocÃa poco de la vida de Miguel. Pero en general es una estupenda biografÃa, que plasma la esencia, la integridad y el espÃritu de superación que siempre hizo gala el poeta.