Comentarios de lectores del libro El mismo mar de todos los veranos
Historia de un amor rebelde, que describe exquisitamente el amor sensitivo, el de las sacudidas de placer, y la entrega total al erotismo con un lenguaje metafórico, argumentos que permiten estudiar el cosmos con visión femenina.La lectura de este libro deja una huella profunda. Escrita en primera persona. Apenas hay diálogo. No existe una trama argumental, parte del relato del monologo interior de la protagonista, del autoconocimiento psicológico y sexual. La protagonista basa sus monólogos en su infancia, sus padres, sus martirios ÃntimosÂ… No mantiene buena relación con su madre, ni con su única hija, ni con su marido, de todos hace cuadros muy mordaces. Cuando terminas de leerlo te deja una sensación de haber sido testigo de una verdadera historia de amor. Ama a Clara de forma adolescente, la cuida como a una niña pequeña, la ofrece un amor puro, la quiere más que a su propia hija y la relación es bellÃsima... Para ella sà tiene cuentos.No es una novela de fácil lectura, necesita una concentración enorme, continuas referencias a cuentos infantiles y menciones mitológicas grecolatinas, varias páginas de texto sin un solo descansoÂ… La historia se brinda lentamente. Además, usa un léxico poético y ambiguo, con un vocabulario denso y escrito con varios niveles de lectura. Sin embargo, es un gran libro y ofrece una experiencia extraordinaria.
Autor del comentario: TUMASYMEJOR
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Un caso de novela-polvorón de manual, constantemente al borde del empalago, del atragantamiento, ante el despliegue de estilo tan solemne, tan exquisito y tan apabullante que ofrece la autora. La escritura es barroca, grandilocuente, sin apenas puntos y a parte, abusando sin piedad de la oración subordinada, con constantes referencias cultistas (cuentos, mitologÃa...). La historia es la de una mujer ya próxima a la madurez, perteneciente a una familia acomodada, afectada por una profunda frustración vital y enfrentada a los desengaños de la vida adulta, refugiada en recuerdos infantiles y en el amor de una muchacha como único remedio para su soledad. Se flirtea en ocasiones con una provocación algo trasnochada, tal vez propia de la época. Pero también es una novela cargada de una honestidad brutal, con un final que duele; la protagonista describe un retrato envenenado de una clase social a la que detesta, pero a la cual ella misma pertenece... pues ante un pasado que no puede olvidar y un futuro del que no puede escapar, la resignación es lo último que queda. Hay que destacar, también, un gran uso de la primera persona para desgranar lentamente la historia y las emociones de la protagonista, tan convencionales como elevado es el registro empleado. Y un regusto decadente, sensual, que desprende un erotismo mórbido por momentos.
Autor del comentario: JACKNICHOLSON
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