Una extraña paradoja domina la actitud del mundo académico con respecto a la teorÃa económica marxista. Hace medio siglo, ésta encontró un interés teórico cada vez mayor y fue objeto de apasionados debates en los medios universitarios; pero se le negó toda eficacia práctica: una economÃa socialista no podrÃa funcionar, decÃan los economistas. Hoy dÃa nadie pone en duda que la economÃa marxista pueda inspirar —no sin éxito— la polÃtica económica de los Estados, sean éstos grandes o pequeños; pero en los medios académicos sólo encuentra indiferencia o desdén. Si en algunas ocasiones ha sido objeto de estudios más cuidadosos, tales estudios no se han realizado, sin embargo, en función de su propio valor, sino en tanto que subrama de esa nueva «ciencia» llamada «SovietologÃa», cuando no en el marco de una disciplina todavÃa más extraña, la «marxologÃa».
Quien considere como válido el método de investigación marxista y la masa de resultados a que ha conducido —y el autor se coloca sin reservas en este punto de vista— podrÃa replicar que esta situación es perfectamente normal. Porque ¿acaso no está la ciencia académica «al servicio de la clase dominante»? ¿Acaso no está el mundo capitalista comprometido en una «lucha a muerte con el bloque socialista»? ¿No es cierto que la teorÃa marxista constituye un arma esencial de este bloque? ¿Y no lo es también que los servidores del capitalismo están obligados a desacreditar todo aquello que sirve a sus adversarios de clase? Vistas asà las cosas, el descrédito lanzado sobre el marxismo en Occidente no serÃa más que una manifestación de la propia lucha de clases que confirmarÃa, de rechazo, la validez de las tesis marxistas.
La gran superioridad del método marxista, comparado con los otros sistemas económicos, reside efectivamente en esta sÃntesis dinámica de la historia y la teorÃa económica, que sólo él permite efectuar. La teorÃa económica marxista no debe ser considerada como un resultado definitivo de investigaciones ya realizadas, sino más bien como la suma de un método, de los resultados adquiridos gracias a este método y de resultados constantemente contrastados. Autores no marxistas como Joseph Schumpeter y Joan Robinson han expresado la nostalgia de esta sÃntesis.