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Adiós a las armas de Ernest Hemingway

de Ernest Hemingway - Género: Drama
libro gratis Adiós a las armas

Sinopsis

Fredrerick Henry es voluntario en el ejército italiano durante la guerra que llenó Europa de trincheras entre 1914 y 1918. Está encargado de conducir una ambulancia cuando se enamora de la enfermera inglesa Catherine Barkley, encaminándose a un trágico destino.

Claro precedente de Robert Jordan de Por quien doblan las campanas, Fredrerick Henry comparte similitudes con Hemingway, quien fuera paramédico durante la Primera Guerra Mundial hasta ser herido y trasladado a un hospital de Milán, donde tuvo una relación amorosa con la enfermera Agnes von Kurowsky.

El título Adiós a las armas fue tomado de un verso de George Plee, poeta inglés del siglo XVI.

Publicada por entregas en la revista Scribner’s Son en mayo de 1929, la obra fue censurada en Boston a causa de la dureza del lenguaje utilizado por el escritor y se prohibió su publicación en Italia hasta 1948. La novela fue considerada perjudicial para el honor de las Fuerzas Armadas por el régimen facista, tanto por la descripción de la batalla de Caporetto como por cierto antimilitarismo implícito en la obra. En 1943, Fernanda Pivano realizó una traducción clandestina al italiano, por la que fue arrestada en Turín. Todo ello no impidió que la novela conociera un éxito sin precedentes, convirtiendo a Hemingway en el más leído de su generación.


Adiós a las armas es una novela que me había generado muchas expectativas que finalmente no cumplió. Muchas personas me habían recomendado esta novela y había escuchado mucho de ella. No obstante, al tenerla en las manos, al iniciar la lectura, la reticencia fue la primera reacción. Un sentimiento confirmado al pasar la última página. Quienes tanto me hablaron de esta novela resultaron ser vendedores de humo. La novela cuenta la historia de Frederick Henry, un soldado de origen americano que se une voluntariamente al ejercito italiano durante la primera guerra mundial siendo designado como conductor de ambulancias. En medio del desarrollo del conflicto conoce a una enfermera inglesa, Catherine Barkley, la que se enamora inmediatamente de él y de la que él se enamorará a medida que avanza la historia. Su historia de amor será el núcleo de la novela, teniendo como escenario la guerra y sus vicisitudes. Adiós a las armas es una novela autobiográfica. Efectivamente Hemingway fue conductor de ambulancias en el frente italiano en 1917, también en cierto que se enamoró de una enfermera durante el conflicto y que fue herido en las piernas.Principalmente me agrada esta novela por el ambiente en el que se desarrolla la historia. El frente italiano fue uno de los más sangrientos, de los más infructuosos y es, quizá, uno de los escenarios bélicos menos recordado de la primera guerra mundial. No obstante, sea solo eso, un ambiente, pues esta no es una novela sobre la guerra. La guerra es un accidente en la vida del protagonista, su importancia es secundaria. Tampoco considero que sea una novela antibelicista, como han querido afirmar algunos críticos, no hay un llamado contra la guerra, ni reflexiones profundas sobre su naturaleza. El protagonista va a ella como muchos hombres fueron, buscando aventura y honor, y escapó como muchos lo desearon, pero sus motivaciones fueron puramente egoístas. al marcharse la guerra le parece algo lejano, que le es indiferente.Me fascinó el hecho de que las escenas de confrontación armada no son vistas desde los protagonistas -los soldados- sino desde la experiencia de actores secundarios indispensables para el funcionamiento de la máquina bélica. Así, enfermeras, conductores, cocineros, los médicos, van dejando pequeñas pistas para construir la visión de esta guerra a partir de quienes pocas veces se ven mencionados en la historia de la misma. Me desagradaron la mayoría de diálogos. Me atrevo a decir que si se suprimieran la mayoría de ellos la historia no se vería deformada. Por otra parte los diálogos entre Catherine y Frederick me resultaron escuetos en extremo, intrascendentes . Pero más me molesta la forma en que termina la novela. Es como ir en ascenso y de repente caer y estrellarse contra el suelo. Es evidente que Hemingway no tuvo muy claro como terminar su historia. Realmente la historia es interesante hasta el arribo a Suiza, nada más. Reforcé esta idea cuando me enteré que el final de la novela fue escrito más de 40 veces. En definitiva, es una buena historia. Como testimonio de una época su valor es incalculable. Como obra literaria pudo ser mucho más.
Ojalá pudiera decir que me encantó y que fue una gran experiencia leer a Hemingway, pero por ahora esa declaración quedará pendiente para algún otro libro de él. No arrojé a Adiós a las armas por la ventana a lo Bradley Cooper (escena que, dicho sea de paso, muestra una relación muy sincera entre un libro y un lector) y, sin embargo, podría haberlo hecho porque no cumplió con mis altas expectativas. La piedra más grande en el camino fue la historia de amor entre los protagonistas. El argumento es sencillo, pero no por eso repetitivo. Frederic Henry es un norteamericano que sirve en el ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial. Su tarea consiste en conducir las ambulancias, cosa que a simple vista parece sencilla pero no lo es, sobre todo cuando ciertas escenas muestran que hasta el cargo menos rimbombante (por decirlo de alguna forma) tiene importancia. Frederic conocerá por medio de un amigo a Catherine Barkley, una enfermera inglesa, con la cual entabla una relación no muy seria al principio y que se vuelve más sólida con el tiempo. Por supuesto, el libro tiene varias escenas en donde Frederic está inmerso en la guerra y sufre, como su autor, de alcoholismo. No todo es una lluvia de arcoíris. Hemingway tiene un estilo de escritura muy particular que puede gustar o no. Alguien dijo (no recuerdo quién) que leerlo es como ver una conversación por teléfono. Yo agregaría que, además de parecer eso, también da la sensación de que los interlocutores están muy aburridos. No se transmite entusiasmo, no hay grandes intercambios para destacar. El narrador en primera persona (Frederic) arrastra las palabras, contesta automáticamente y describe poco, pero con mucha precisión. Las mejores reflexiones se las guarda para él. La narración está cortada y a veces fluye con la desesperación del protagonista? si es que la demuestra. A pesar de que Frederic sea un personaje con el que no se puede establecer mucha conexión, sí se lo puede comprender cuando está relatando las penurias que pasa durante la guerra. Esas partes valen la pena, porque amplían mucho la visión de las cosas. Uno se imagina un libro sobre la guerra como si fuera una película bélica y luego se da cuenta de que existen tantas formas de contarla como personas que participaron en ella, directa o indirectamente. No quiero comentar mucho las escenas que involucran el conflicto, pero sí puedo decir que tensionan y están bien logradas a través de la mirada parca de Frederic. Hay heroísmo, cobardía, todo mezclado con una crítica puntual a la guerra y a su ridiculez. En resumen, esperaba más de Adiós a las armas. No me decepcionó en absoluto la manera en que se toca la guerra, sin caer en lugares comunes, pero sí creí que se le daba más tiempo. A pesar de que Frederic y Catherine también tratan el tema en los interminables diálogos acaramelados, cuando está entre sus compañeros tiene otro tono. Sé que las tres estrellas parecen desalentadoras, pero lo recomiendo.