¿TodavÃa sigues ahÃ? A estas alturas, ya sabes que no soy una persona —por favor, lo de niño dejémoslo para los adultos ignorantes— normal. Después de conseguir el oro que necesitaba, tenÃa otra prioridad: rescatar a mi padre, secuestrado en algún lugar del frÃo Antártico. No fue fácil, pero pude chantajear al mundo subterráneo para que me ayudaran porque, como decimos los humanos, 'En todas partes cuecen habas' y ellos no lo están pasando demasiado bien: asà que hicimos un pacto de caballerosÂ…