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Imaginaos que vuestro padre tiene un negocio familiar de más de 70 años, que subís al almacén (viejo y destartalado como él solo) y que investigando entre todos los trastos antiguos almacenados os encontráis con un arcón de madera. de repente lo abrís y ¡está lleno de libros! De esta manera me encontré de pequeña con este y muchos libros más que pertenecían a mi abuelo y mis tíos. Este estaba entre ellos y, tras leerlo, pasó a ser uno de mis favoritos. En él se encuentra una historia entrañable de cuatro niños que vuelven a vivir una aventura, ya que el año anterior habían vivido una, la cual está recopilada en otro libro. Me ha encantado volver a introducirme en la historia y vivir sus aventuras. Los personajes son muy graciosos e inocentes y da mucho gusto ver cómo observan las cosas. Pero también es verdad que al releerlo con la edad que tengo ahora me he dado cuenta de muchos otros matices. Y es que se nota mucho que no es un libro actual, es del 67.El caso es que hay un gran paternalismo por parte de Andy y Tom hacia las niñas, es decir, Jill y Mary, cuando todos tienen edades similares. Ellos son los que se dirigen a investigar mientras ellas se quedaban cuidando las cosas o preparando la comida. Son detalles, de verdad, pero se me hace imposible no fijarme en ellos y que me chirríen. Pese a ello me ha encantado revivir la aventura y recordar las sensaciones de cuando era pequeña. Además, me acabo de enterar de que mi pareja tiene varios de esta autora, así que ¡quizá me animo a leerlos! Enlace: https://www.instagram.com/ni..