Arturito Cáñamo, alias Siete PatÃbulos, con su apellido evocador de horca, se escandalizaba un dÃa de que quisieran tocarle «(¡horror causa el decirlo!) la piedra angular de la sociedad, abolir la última pena». Con este tÃtulo Pardo Bazán abordó un tema candente de la época, insistiendo en el verdugo como figura social, y en el hijo del verdugo como vÃctima de la misma institución. De paso toca el tema de la tortura, que desgraciadamente no ha perdido actualidad: «La idea de que el acusado es torturable no se ha extinguido ni mucho menos», dice. Esta frase, cien años después, deberÃa causar sonrojo al menos.