El avió del mediodÃa procedente de Singapur empezó a descender sobre la jungla un poco antes de la tormenta que se habÃa formado y que venÃa siguiéndole al norte del terreno de aterrizaje. Los encargados de la torre de control podÃan divisarlo ya perfectamente, a unas cinco o seis millas de distancia,Tan firme e inmóvil en la lejanÃa como una fina astilla negra flotando en la dorada luz del mediodÃa. A medida que el aparato se aproximaba, la tormenta se le echaba encima, y el espacio de luz dorada se iba reduciendo hasta formar una grieta en el cielo encapotado.