Alan y Liliana continúan la crónica de su vida.
La esperada conclusión de «Génesis. Crónica de un amor».
La historia quedó detenida al final de sus vivencias en la época clásica. Las últimas palabras que Eric y Eliza escucharon de la boca de Alan fueron: Yo vivà en AlejandrÃa cuando esta era la ciudad más resplandeciente del mundo conocido.
Deseosos de conocer el resto de sus vidas se preparan para la nueva etapa. Alan entonces les habla de cómo fue escriba en un monasterio medieval y librero en la Cuenca del siglo XIII. Sus dÃas felices en la Venecia del siglo XVIII, de sus desdichas en el ParÃs de la revolución o sus vivencias en Nueva York a principios del siglo XX. Sus recuerdos de las personas con las que convivieron y de sus muchas identidades, de los que los odiaron y de los que los amaron, de los lugares que marcaron sus vidas. Asà continúa la travesÃa del escriba.
Ya de vuelta en su presente, Alan se enfrentará a lo único que nunca ha podido controlar: Liliana. Y deberá decidir si una vida eterna con ella es más importante que su orgullo.