Los actores parecen estar viendo allÃ, ante ellos, al otro personaje. Lo hacen todo exactamente igual en los mismos escenarios y con las mismas luces. Pero la voz ronca, susurrante, del monstruo que encarna Janos Bélaki, no se escucha ya en las bandas sonoras. Ni se ve su espantable rostro, ni sus manos monstruosasÂ…