A veces, regresar era difÃcil. Muy difÃcil. Siempre era penoso volver a un sitio de dondeuno se habÃa ausentado ya una vez, con amargura y tristeza. Y, sin embargo, estaba regresando. Regresandoal mismo lugar de donde partiera tiempo atrás, sin pensar en volver. HabÃa razones para ello. Razones que el jinete de ojos centelleantes,acerados, rostro enjuto, muy joven y enérgico, iba dando vueltas en su mente, amedida que la marcha de su caballo, lenta, pero inexorable, le aproximaba denuevo a su destino.