Seis hombres de feo aspecto. Desgreñados, sucios, mal encarados. De ropas manchadas por el polvo, el sudor y la mugre de cuerpos sin higiene. Todos tenÃan algunos factores comunes. Sombreros de amplias alas, aunque uno de ellos lo lucÃa de cuero, y otro llevaba una banda de piel de serpiente coral, muy vistosa, aunque algo descamada ya.
Y eso sÃ: todos llevaban revólver al cinto. Y un rifle de repetición en la mano.
También llevaban caballo. Esto era tan vital e indispensable como llevar una cantimplora en el desierto o como calzar botas para andar en la tierra caliente. Ningún hombre podÃa recorrer el sudoeste sin caballo.