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Final de la Trilogía del Baztán en la cual Amaia debe investigar asesinatos de recién nacidos que fueron diagnosticados como muerte súbita del lactante. Pero como en las dos anteriores entregas, la mitología vasco-navarra tiene un papel primordial. En este caso el demonio Inguma(que según la creencia se lleva el alma de los niños al arrebatarles el aire que respiran) es el personaje mitológico sobre el que se basa la investigación. Y Amaia sigue buscando a su madre para asegurarse que no hará nada contra ella ni su familia. Por otro lado también tiene que lidiar con el enamoramiento del juez Markina y los celos de su marido. Respecto a esto, Amaia cada vez está más cerca de dejarse llevar por la tentación de caer bajo el influjo del juez. Relacionado con la investigación, los personajes que eran el centro de las pesquisas policiales en las otras dos entregas siguen siendo el centro de las indagaciones de los inspectores. Aun estando muertos la mayoría de ellos. Y además están todos unidos de una manera u otra a la madre de la inspectora Salazar y su grupo satánico. Esto da la oportunidad a Amaia De ir terminando el puzle sobre su infancia y el maltrato psicológico de su madre. Pero durante la investigación sucede un acontecimiento atroz para Amaia, la pérdida de Jonan, hace que ésta abra una nueva vía de investigación ayudada por Sarasola, el sacerdote, doctor y diplomático de la Santa Sede en Pamplona. Tras la muerte de Jonan, también le llegan nuevas pruebas que hace que se replanteé todo de nuevo y deje a un lado sus convicciones filo-religiosas. El desenlace final de la trilogía no es para nada esperable y muy cinematográfico. Como en las anteriores entregas de la trilogía, el mundo interior de Salazar se nos muestra con profusión de detalles. Aunque en esta ocasión deja un tanto al lado su ser lógico y racional y comienza a creer más en lo que la mitología le dicta. Y como en toda la obra se nos indica que tanto el bien como el mal deben estar en perfecto equilibrio para que la Naturaleza se mantenga y no degenere, por ello la lucha de Amaia es combatir el mal (encarnado en su madre y su grupo sectario) para restaurar ese equilibrio. La autora nos plantea con sutileza la conformidad de fiarse de las personas que creemos conocer. Como colofón a la novela, la autora detalla cómo y por qué escribió esta trilogía.

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Ha pasado un mes desde que el Dr. Berasategui fue condenado a prisión por el caso Tarttalo. En Elizondo, en el valle de Baztán, aparece muerto un bebé de cuatro meses, en un principio parece que fue por muerte de cuna. Sin embargo, la marca roja en su rostro indica que se aplicó presión y que la niña había sido asesinada. El sospechoso es el padre, quien fue detenido mientras intentaba escapar con el cuerpo de su hija en una mochila. Amaia Salazar, inspectora jefe de homicidios, inicia la investigación hablando con la familia, momento en el que se menciona por primera vez al ser mitológico. En el primer juego, conocimos a Basajaun, en el segundo al Tarttalo, y ahora Inguma, un genio malvado que se sube al durmiente por la noche y luego les roba la respiración. La abuela de la pequeña afirma que Inguma fue la causa de la muerte de su nieta. Por otro lado, Amaia piensa en un asesino de carne y hueso, y la investigación la hace darse cuenta más muertes de cuna en la zona. Los familiares de Amaia aparecen con una personalidad más detallada y enérgica: Rosura pierde obediencia y saca coraje y valentía; Flora permite, aunque no deje atrás su orgullo, dejar ver algunos de sus secretos, revelando así su debilidad; James renunció a la imagen de comprensivo y muestra su carácter para reclamar un lugar en la vida de Amaya. No cabe duda de que esta última ha vuelto a experimentar el mayor cambio, lo que nos ha permitido conocer a Amaia De manera más humana, porque que es más humano que actuar visceralmente, para sospechar y cometer errores. Pero la tía Engrasi sigue ejerciendo madre. Es un faro que ilumina la vida de Amaya. El ritmo de la narración está en constante evolución. El caso actual y los hechos anteriores están entrelazados y el alcance de la investigación se expande constantemente. Se cierran tramas secundarias que estaban abiertas desde la primera novela, ocurren muertes irracionales. Amaia sufre el golpe más grande de su carrera y hasta de su vida. Rodeada y amenazada por una considerable tormenta invernal, la búsqueda de información no se para hasta encontrar una solución a los hechos ocurridos en el Valle de Baztan durante décadas. La autora pudo ocultar bien los resultados, enseña lo suficiente como para generar incertidumbre y, al mismo tiempo, nos hace tropezar con el progreso bajo sospechas razonables. Aunque el estilo narrativo, el método y la línea son similares a los dos primeros libros de la leyenda, esto no elimina la imprevisibilidad de la historia, ni nos permite prever la investigación de la protagonista y su equipo. de igual forma, aunque el problema principal está resuelto, hay indicios de que Amaia puede darnos mucho más de que hablar, aunque no sea en esta trilogía. El último libro sigue la tendencia de sus dos predecesores, combinando realidad con mito, fantasía y leyenda vasca. Este escenario también es uno de sus puntos fuertes, nos lleva a esos paisajes del Valle de Baztan que se ven afectados por el clima invernal y se propaga el frío penetrando los huesos y la amenaza de ventiscas que pueden ser provocadas por algunos motivos. la naturaleza misma. ¿Algún día sabremos más de Amaia, tras haber pasado estos casos? ¿En que tendrá que ayudar a su compañero del FBI? Todo esto nos crea una gran incógnita. Espero saberlo pronto.

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Mi cabeza dice que le ponga tres estrellas porque:🧠 Me ha gustado menos que los dos anteriores. 🧠 He descubierto al culpable muy pronto. 🧠 Soy fan de la protagonista, pero en esta ocasión sus acciones me han hecho poner en cuarentena mi carnet del #teamAmaia. 🧠 Esperaba (mucho) más del personaje de Rosario.Pero el corazón contesta que le ponga cinco estrellas porque:❤ La trilogía es redonda. ❤ Voy a echar de menos a los personajes. ❤ Me han entrado unas ganas locas de visitar el Baztán (vivo a un par de horas de allí). ❤ No creo en lo paranormal ni el tarot?, pero creo en la MAGIA de la escritura de Dolores Redondo.⚖❤🏆¡El corazón gana!

120 Reader_K05 febrero 2021Señalar este contenidoVer la página de la crítica Me sorprende la insistencia de muchos escritores en estirar y estirar chicles que se han quedado ya descoloridos y sin sabor. La celebérrima trilogía del Baztán que firmó Dolores Redondo en la década pasada adolece, precisamente, de esa limitación. Los misteriosos casos que Amaia Salazar ha tenido que ir resolviendo página a página, año a año, han ido perdiendo fuerza y ganando previsibilidad. Ofrenda a la tormenta es el libro que cierra (o cerraba, después de la publicación en 2019 de la precuela La cara norte del corazón) la saga del Baztán. La sensación que me inunda a medida que avanzo en la trama de este tercer título es poco apasionante. Paso páginas por rutina y con poco entusiasmo. No me aburro, pero tampoco me emociono.Como lector de novela policiaca, me gusta hacer pocos esfuerzos para saber quien es el asesino, me gusta llevarme sorpresas. Ese wow... Pero una cosa es que, según voy leyendo, elabore mi lista de sospechosos, como no podía ser menos, y otra muy distinta que me deje el cerebro en investigar como si fuera la propia Salazar. En este caso, a las pocas páginas de haber empezado Ofrenda a la tormenta, la sospecha de la identidad del culpable empieza a ser cada vez más palpable y evidente, y en esta modalidad de novela policiaca, eso es una falla grande. Me cuesta creer que la larga lista de lectores entusiastas de Redondo y de esta trilogía se hayan sorprendido con el desenlace final de este tercer libro. A partir de ahí, sigues pasando página porque tu decencia lectora no te permite dejar una trilogía sin acabar por dejación en el tercer título, aunque ganas no te hayan faltado. Quizá, si no hubiera acabado el segundo... Pero una vez que llegas a la entrega final, ¿qué vas a hacer? Conozco lectores que habrían dejado a medias su lectura sin pudor alguno, pero yo, que superé hace tiempo el cargo de conciencia por no acabar un libro que no me está gustando, no soy capaz de dar el paso adelante cuando estoy metido en la lectura de una saga. Si leo dos de tres, malamente obviaré en algún momento la lectura del tercero. Nadie es perfecto.Dolores Redondo escribe bien, incluso a veces muy bien, pero es capaz de alternar párrafos y páginas excelentes con otros dignos de un escritor amateur; combina descripciones y reflexiones brillantes con diálogos o situaciones inaceptables, cuando no bochornosas; desarrolla y profundiza en personajes y casos para luego, resolver el asunto de turno con un par de líneas. No deja de sorprenderme lo irregular de su estilo, capaz de lo mejor y lo peor separado apenas por unas páginas. Y por supuesto, quedan incógnitas de menor calado sin resolver, misterios que no precisan de una cuarta parte y que quedarán sumidos en la oscuridad del papel virginal. No quiero dar pistas con personajes, situaciones o momentos que cojean notablemente, que hoy día un spoiler está muy mal visto, pero después de las 540 páginas de Ofrenda a la tormenta y las 1.500 de la saga en total, algunos personajes merecían otro trato y algunas tramas o subtramas, también.Ofrenda a la tormenta me ha dejado esa sensación de deja vu que me ha pasado con otras sagas (de libros, de películas...). Es una novela entretenida sin más, a la que se le podían haber purgado 150 ó 200 páginas sin demasiado esfuerzo. Pero sobre todo, me queda en el aire una reflexión final. ¿La historia del Baztán y de Amaia Salazar necesitaba tres libros y millar y medio de páginas? Según lo visto por las ventas de la Trilogía y la opinión generalizada y entusiasta de sus lectores, sí que lo era. En mi caso, lamento discrepar con la mayoría.

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Si los libros anteriores de la trilogía, El Guardián Invisible y Legado en los Huesos, me parecieron geniales este tercer volumen no desmerece a los anteriores. Algunos de los personajes de los libros anteriores casi desaparecen de escena, como es el caso de James, el marido de Amaia, para dejar espacio a otros que surgen con mucho ímpetu, como sería el caso del juez Martika (guapísimo, seductor e irresistible juez Martika). Por otro lado, los espectos mitológicos siguen estando presentes y son fundamentales para el desarrollo de la historia. En este tercer libro, el personaje de la mitología que rodea a la investigación es Inguma, un demonioque se dedica a robar el aliento de sus víctimas mientras duermen ¿Será éste el resposable de los Muerte de Cuan de los lactantes? ¿Qué tiene que ver la secta satánica que se trasluce en las obras anteriores con este ser? De nuevo realidad y mitología se mezclan de forma magistral para presentarnos una novela cautivadora, que no podrás abandonar hasta que Amaia Salazar descubra todos los secretos que su investigación esconde y donde nada es lo que parece.

Comentarios de lectores del libro Ofrenda a la tormenta