El hombre que perseguÃa al tiempo de Diane Setterfield
de
Diane Setterfield
- Género:
Intriga
Sinopsis
William acababa de cumplir diez años cuando consiguió la admiración de todos sus amigos: su ojo experto apuntó a un grajo que descansaba en un árbol lejano y, tras un instante de concentración, el tirachinas dio en el blanco. Nada grave, en apariencia; solo una chiquillada, pero desde entonces su vida cambió y William se propuso olvidar el pasado, trabajando duro para adelantarse al tiempo y a sus leyes. Los años fueron pasando, y un hombre vestido de negro empezó a rondar a William en las circunstancias más trágicas. Nació asà una extraña unión entre los dos caballeros, y se inauguró en Londres una tienda espléndida, donde se exponÃan las telas y los complementos adecuados para el duelo de los difuntos. El negocio fue un éxito, y William durante un tiempo pensó que su apuesta por el olvido era acertada, pero llegó un dÃa en que un grajo muy negro surcó el techo acristalado del almacén y de golpe el pasado volvió, cargado de secretos y dispuesto a tomarse su venganzaÂ…
La famosa autora de El cuento número trece nos sorprende ahora con una hermosa historia donde el misterio y el recuerdo van de la mano.
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Enfrentarse a una segunda novela después de un éxito tan rotundo como el que Diane Setterfield tuvo con El cuento número trece no se me antoja tarea fácil y quizá sea ese el motivo por el que la escritora inglesa ha tardado tanto en obsequiar a sus admiradores con una nueva novela; novela que en un acto de valentÃa (lo fácil habrÃa sido seguir explotando la gallina de los huevos de oro) se desmarca de la anterior presentando un notable cambio de registro en esta especie de fábula sobre la muerte, el tiempo, los recuerdos y las nefastas consecuencias de la adicción al trabajo.Como suele ser habitual, la edición de Lumen es más que correcta. La portada es seductora y el tÃtulo en castellano me resulta más acertado que el original, Bellman & Black, que solo se alcanza a comprender una vez leÃdo el libro y que a más de uno le recordará a una famosa pelÃcula de Anthony Hopkins y Brad Pitt.La trama, como ya sucediera en El cuento número trece, no contiene fechas que permitan identificar de forma precisa su ubicación temporal pero es indudable por su contexto que se desarrolla en la época victoriana, periodo en el que es palpable la comodidad con la que se maneja la autora.Arranca el libro con el momento en que el protagonista, a las puertas de la muerte, recuerda a sus seres queridos y aquel hecho de su infancia en que mató a un grajo y que marcó su vida para siempre. A partir de ahÃ, la novela relata su vida de forma lineal y se intercalan junto con la trama páginas que nos ofrecen información sobre los grajos, esos córvidos que en la cultura popular se identifican con el mal agüero y que se hayan tan ligados a la literatura gótica.La novela está impregnada por un constante halo de confusión y desconcierto que hará que el lector se pregunte más de una vez hacia dónde le quiere llevar la autora.Elementos como los tintes sobrenaturales (ese hombre de negro que aparece cuando alguien fallece), el aire gótico que se respira tras las puertas de la fábrica, el misterioso pacto que recuerda a la leyenda clásica de Fausto, y varios hechos que ni concluida la lectura se terminan de comprender (¿por qué William tiene que pagar un precio tan alto por un acto involuntario de su niñez?, ¿por qué perder la vida en el trabajo cuando el pacto no fue por ambición sino por la necesidad de proteger lo único que le quedaba?, ¿qué tiene que ver Lizzie con Black?) no hacen sino causar estupor en el lector, pero son incógnitas tan estimulantes que invitan en todo momento a seguir leyendo.Consecuencia de la obsesión del protagonista por su trabajo hay en la novela una gran carga informativa sobre la industria textil y de los artÃculos funerarios para el duelo de los difuntos en la época victoriana, datos que para algunos lectores podrán suponer un lastre (no ha sido mi caso) pero que son interesantes e ilustrativos y contribuyen a enaltecer esa sombrÃa atmósfera que al igual que los grajos, sobrevuela constantemente las páginas del libro.No hay en este libro demasiadas sorpresas y a las que hay, como pueden ser las muertes de varias personas, asiste el lector con más frialdad que sentimiento. Que los personajes que acompañan al protagonista estén poco explotados es quizá la causa de esa pasividad con la que el lector contempla sus fatales desenlaces, pero tampoco importa demasiado porque la historia resulta igualmente absorbente, aunque desde mi punto de vista, se le podrÃa haber sacado más partido a Dora (la hija del protagonista) y a Lizzie, personajes que dan mucho juego cada vez que aparecen en el libro.El hombre que perseguÃa al tiempo no tiene una trama tan fascinante y sorpresiva como la anterior novela de la autora ni tampoco su intenso ritmo narrativo. Es un libro con una trama un tanto extraña rodeada de simbolismo, misterio y confusión. Sin embargo es un libro cuya lectura resulta satisfactoria y recomendable por la paradójica seducción que emite el aciago escenario en que tiene lugar y que acompañará hasta el final la vida de aquel niño que un dÃa tuvo la mala fortuna de tener buena punterÃa.
Tras una trama tan simple se encuentra una historia llena de enseñanzas. William trata de echar un pulso al tiempo, tratando de adelantarse, multiplicar las acciones que puede hacer en una hora, incluso, en un punto de la obra llega a afirmar Jamás dejes que el tiempo te domine- le decÃa Bellman a Verney cuando éste le preguntaba cómo lo lograba- El tiempo hace lo único que sabe hacer, no puede actuar de otra manera. Si quieres hacer algo, debes perseguir al tiempo. En realidad, el personaje se convierte en un adicto al trabajo por una sola razón, no pensar en lo que hay a su alrededor, en lo que la vida supone y, por supuesto, no recordar el pasado. El personaje de William cautiva desde la primera página, un chico que tiene toda la vida por delante, listo, apasionado y con mucha iniciativa, un chico que puede conseguir todo lo que quiera y que, sin embargo, no es capaz de disfrutar de la vida.
Me ha gustado mucho la introducción de ese caballero vestido de negro que solo aparece en los peores momentos. Es un personaje misterioso, un hilo conductor que te hace querer más para saber de quién se trata, pues, misteriosamente, parece ser que solo él lo ve y, si embargo, no es capaz de describirlo más que vagamente. Otro elemento de misterio muy potente es el que se recoge alrededor del hecho de la muerte del cuervo. Todos los chicos que estuvieron allà lo recuerdan de la misma manera un tirachinas perfecto disparó una piedra que trazó una parábola perfecta, cruzó el cielo y derribó a un pájaro negro perfecto cuya negrura albergaba destellos púrpura, amatista y azul. Y el misterio se intensifica cuando todos los personajes que estuvieron con William aquel dÃa van muriendo poco a poco.
Otra caracterÃstica muy especial de este libro es la intercalación de capÃtulos en los que habla sobre los cuervos, al principio parece que no tienen que ver absolutamente nada con la trama, pero al final todo cobra sentido de una forma que ninguno de vosotros os podéis imaginar y que os animo a descubrir por vosotros mismos.
Si el primer libro de esta autora El cuento número trece me enamoró, con este libro me ha ocurrido lo contrario, y es que me ha decepcionado, no era la historia que leà al principio, aparte no he sabido entenderlo.Empezamos con la historia de William Bellman un niño de diez años, que un dÃa se juntaron la habilidad de Will con el destino, apuntó a un grajo (una especie de cuervo) con su tirachinas, la piedra dio en el blanco, cuando el pobre animal murió algo murió también en Will, una parte de él no volvió a ser la misma, asà que quiso que esa sensación, ese hueco que albergaba en su alma desapareciese, asà que olvidándose de lo sucedido fueron pasando los años...Esta es la premisa de la historia, luego nos cuentan la vida de Will, sus años en la fábrica en compañÃa de su tio, su cariñosa madre, sus incursiones con el sexo opuesto...
La primera parte es la que me acostumbró Diane Settterfield, con su preciosa pluma, y es que entre medias de la vida de Will, nos habla del animal, del grajo, con unas palabras con un sentimiento tal, que hace que desees ver uno y saber si de verdad sus plumas tienen ese efecto óptico, si son dignos de vivir con princesas... y todas aquellas cosas bellas que la autora hace que te enamore.Si bien este enamoramiento va decayendo cuando empieza la segunda parte del libro, y entramos en la parte más trágica, más tenebrosa y sÃ, rara, ya que a partir de ahÃ, empieza un libro totalmente distinto, una novela que no entendà y poco a poco me dejaba un mal sabor de boca.
La aparición del hombre de negro ha sido lo que me empezó a descolocar, no entendà esa segunda parte, el cambio de registro de la autora, si bien sus palabras seguÃan siendo maravillosas no me calaban igual que antes, una verdadera pena, ya que me esperaba mucho de este libro.
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