Están ahÃ. Esperan. Observan. Los ojos normales no pueden percibirlos, pero son perfectamente visibles para Slim Mac
Kenzie, un hombre joven sobre el que ha caÃdo la maldición o, quién sabe, la bendición de poseer ojos crepusculares. Están ahÃ. Se confunden entre las oscuras sombras de un horripilante carnaval, bajo la fantasmal luz de la luna. Anhelan el sufrimiento humano, del cual se alimentan. Traman diabólicamente su triunfo decisivo.
Están ahÃ. No intentes huir de ellos. No pretendas ignorarlos. Y sobre todo, no gritesÂ… Ellos te oirán. Otra prueba de la maestrÃa de Dean R. Koontz, este autor de obras de terror capaz de sobrecoger a los lectores con unas narraciones diabólicamente tramadas y siempre sorprendentes.