Nadie podÃa entender qué intereses comunes unÃan a Colin y Roy en tan estrecha amistad. Colin era sumamente tÃmido; Roy, por el contrario, muy extrovertido. Colin se ponÃa nervioso cada vez que salÃa con una chica; Roy, por su parte, era todo un mujeriego. A Colin le fascinaba Roy; mientras que Roy se hallaba totalmente fascinado por la muerte.
Un dÃa, de forma inesperada, Roy lanzó a su amigo esta pregunta: «¿Has matado algo alguna vez?». A partir de ese momento, los dos adolescentes se vieron envueltos en un juego demasiado terrorÃfico de imaginar, peroÂ… tan irresistible que era imposible abandonarlo.