Un hombre se sienta cada dÃa durante un año en la misma piedra del mismo bosque, a veces bien abrigado contra el frÃo y la lluvia, otras a pleno sol, a veces sin que pase nada, otras asistiendo a acontecimientos increÃbles, y lo narra en un libro.Un año oyendo cantar a los pájaros, viendo caer y nacer las hojas, siguiendo el trayecto de las hormigas y las libélulas, oyendo al fondo el ruido de la carretera o de una motosierra. En un metro cuadrado de bosque está el mundo entero, y en él empieza y termina este libro que, créalo o no, apasiona al lector como la mejor de las novelas y le descubre una realidad insospechada como el mejor de los ensayos.“Es un diario Ãntimo y es un libro de divulgación cientÃfica. Tiene algo de guÃa espiritual, sin rastro de vaguedades mÃsticas, y de guÃa práctica para salir al campo, para fijarse en todas y cada una de las cosas que habitualmente uno no ve, ni escucha, ni imagina”. — Antonio Muñoz Molina