Para Miranda Foster el amor era algo asà como un boleto de loterÃa
premiado, que solo muy pocos podÃan ganar. La vida la llevó a enamorarse
del hombre que no debÃa, y Rogelio Sambrano, enamorado de su mejor
amiga, era el hombre equivocado. No estaba dispuesta a perder la cabeza
por un hombre, pero también sabÃa que Rogelio era su boleto de loterÃa y
debÃa jugar hasta ganar. O irremediablemente perder en el intento.